junio 30, 2012

Leyendas y novelas de Gertrudis Gómez de Avellaneda



Listado referencial de una selección de algunas leyendas y novelas cortas de Gertrudis Gómez de Avellaneda (Incluye prólogo y un extenso análisis)

Hace unos días la redacción del blog La Divina Tula concluyó la edición de algunas novelas y leyendas de la autora que se han ido publicando en el blog a lo largo de 2012. Conocedores de la importancia que para especialistas y estudiosos de la escritora podría tener la relación de los diferentes entradas, hemos creído oportuno publicar un último post -relacionado con el tema- en donde se referencien, con sus respectivos hipervínculos, todas esas novelas y leyendas escritas por la que, en el ámbito cultural decimonónico fue conocida como La Divina Tula. Nos gustaría agregar que para la presente edición se ha tomado como base un original del tomo IV de sus obras completas, impreso en la ciudad de Madrid por la estereotipia de M. Rivadeneyra en 1870.
El blog ha respetado, escrupulosamente, el original de todas las obras editadas, reproduciendo únicamente, el escaneado de sus páginas. En la mayoría de los casos se acompañan comentarios editoriales o de la propia autora, según se ha convenido y se describe en cada una de las entradas.
A la redacción del blog le interesaría conocer el estado de opinión de los lectores acerca de las leyendas y novelas de la escritora. Para ello, en la columna de la derecha, podrá usted participar, seleccionando una de las opciones que se han dispuesto en la encuesta al respecto.

 
Listado con sus vínculos respectivos:


Incluye además un análisis muy extenso, pero interesante, de un experto crítico de aquellos tiempos sobre el contenido del tomo cuarto de las obras completas...El acertado examen lo escribió el Excmo. Sr. Don Leopoldo Augusto de Cueto en 1870.

 
La velada del helecho
Tradición suiza

La ondina del lago azul (prólogo necesario)
Novela original escrita durante la última excursión por Los Pirineos, realizada por la autora en el año 1859. Se incluye un extenso prólogo y un original artículo, autoría de la redacción del blog, analizando la “relación” entre Gustavo Adolfo Bécquer y Gertrudis Gómez de Avellaneda más allá de lo escrito hasta ahora…

La dama de Amboto (Anbotoko dama)
Leyenda según tradición vasca

La bella toda y los doce jabalíes
Leyenda basada en una tradición vasca
·         I parte, II parte, III parte

La flor del ángel
Novela según tradición vasca

La montaña maldita
Leyenda según tradición suiza
·         I parte, II parte

La baronesa de Joux
Novela, según tradición francesa

Leyenda basada en suceso ocurrido en Puerto Príncipe (actual Camagüey), Cuba

El cacique de Turmequé
Novela según tradición colombiana

Apuntes sobre la novela histórica en dos amplios tomos y un preámbulo sobre la presente edición acerca de la leyenda: Una anécdota en la vida de Cortés.

Una anécdota en la vida de Cortés
Resumen de la novela original basada en la vida de Cuauhtémoc el último tlatoani mexica, y conservada por su autora en el tomo IV de sus obras completas.
·         I parte, II parte, III parte


A partir de la segunda mitad del mes de julio de 2012, el blog introducirá paulatinamente, algunos cambios en sus acostumbradas entradas. Con el espíritu de lograr mejoras, nos proponemos ampliar el sitio con algunos comentarios y estudios contemporáneos acerca de la escritora. Incluiremos además, la obra de otros autores del periodo que estuvieron relacionados directamente con la Avellaneda y crearemos otras secciones que serán del agrado de nuestros lectores. Todo ello sin olvidar el objetivo primordial del blog, que es y será, difundir la vida y obra de una de nuestras más célebres escritoras del siglo XIX.

La redacción del blog La Divina Tula quiere recordar que el 23 de marzo de 2014, en algo menos de dos años, se celebrará el bicentenario de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Para ello anunciamos que ya se está confeccionando, por un comité organizador creado al respecto, un extenso programa de actos y celebraciones varias que se irán dando a conocer.

Atentamente

Redacción de La Divina Tula

junio 26, 2012

Una anécdota en la vida de Cortés (III parte)


Una anécdota en la vida de Cortés (final)
según la novela Guatimozín, último emperador de Méjico

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda





Con este post damos por finalizada la edición de diferentes novelas y leyendas escritas por Gertrudis Gómez de Avellaneda, algunas, como es el caso que nos ocupa, de carácter histórico. Sabíamos que esto podría traer como consecuencia el deleite y el disgusto, según fuera el caso, de lectores enfrentados con opiniones muy dispares sobre lo escrito por la autora a mediados del siglo XIX. Curiosamente lo que más ha llamado la atención de algunos, y nos lo han hecho llegar a través del mail ladivinatula@gmail.com -especialmente aquellos que nos leen desde México-, es el nombre que atribuye la autora al soberano azteca. Guatimozín era la voz que utilizaban los españoles en el siglo XIX y anteriores para llamar al gran Cuauhtémoc.
En cuanto al tema de la interpretación histórica, nosotros nos quedamos con las palabras que sobre la novela, como género literario, expresó en algún momento de su vida el escritor, periodista y político Vicente Blasco Ibáñez, "La novela es tan respetable científicamente como la historia... la novela es una historia que pudo ser y la historia es la novela que fue".

De todas maneras acerca de la historia real de los hechos alrededor del soberano azteca, tan excelentemente referenciados en las páginas escritas por la autora, dedicamos unas líneas, que hemos tomado de la Internet, al final del tercer y último capítulo de Una anécdota en la vida de Cortés.


redacción La Divina Tula






CUAUHTÉMOC
el último tlatoani mexica
Soberano azteca. Hijo de Ahuitzotl y primo de Moctezuma, fue el último tlatoani, rey azteca. Cuauhtémoc, nombre que significa «águila que cae», fue un encarnizado enemigo de los españoles, especialmente después de la matanza perpetrada por Pedro de Alvarado en Tenochtitlán, el 23 de mayo de 1520. La brutal acción del conquistador español provocó la reacción del pueblo azteca, que lapidó a Moctezuma II y sitió a los extranjeros, aunque éstos consiguieron huir de la capital azteca la noche del 30 de junio al 1 de julio, posteriormente llamada la Noche Triste.
Mientras Hernán Cortés y sus hombres, apoyados por los tlaxcaltecas, se preparaban para ocupar de nuevo Tenochtitlán, Cuitláhuac, hermano de Moctezuma II, asumió el trono azteca. Pero murió a los pocos meses, víctima de la epidemia de viruela que, introducida por los españoles procedentes de Cuba, causaba estragos en los aztecas.
Le sucedió su primo Cuauhtémoc, que se había distinguido por su arrojo contra los españoles. Ante la nueva ofensiva de los invasores, el tlatoani organizó la defensa de Tenochtitlán, que resistió durante tres meses el sitio, aunque, cayó finalmente en poder de los españoles, y Cuauhtémoc fue hecho prisionero el 13 de agosto del mismo año, cuando intentaba huir hacia Texcoco.
Desde entonces y hasta el momento de su muerte permaneció cautivo, siendo torturado para que revelase el lugar donde se ocultaba el tesoro real. Finalmente, ante el temor de que organizara una nueva rebelión, Cortés lo llevó consigo junto a otros nobles aztecas en una expedición al territorio de la actual Honduras. Durante la misma, un tal Mexicalcingo lo acusó de haber participado en una supuesta conspiración, y fue ahorcado junto con otros aztecas principales, incluido su hermano.
Cuauhtémoc es uno de los personajes más reconocidos por los mexicanos como héroe nacional. En todos los rincones de México su nombre se usa en toponimia y onomástica, y su imaginada efigie aparece en monumentos, que hacen alusión a su coraje en la derrota, al pedir la muerte por el puñal de Cortés, o en el tormento, al reclamar estoicismo a sus compañeros de tortura. El 28 de febrero de cada año, la bandera mexicana ondea a media asta en todo el país, recordando la muerte del prócer. A partir del siglo XIX su figura fue usada con fines nacionalistas, teniendo máximo ejemplo en la inauguración del Monumento a Cuauhtémoc obra de Miguel Noreña durante la dictadura de Porfirio Díaz.
El poeta mexicano Ramón López Velarde lo designa como el joven abuelo de México, y lo califica como el único héroe a la altura del arte.

junio 24, 2012

Una anécdota en la vida de Cortés (II parte)



Una anécdota en la vida de Cortés (II)
según la novela "Guatimozín, último emperador de Méjico"

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda


 
Como ya explicamos en el post introductorio a ésta parte, la anécdota acerca la vida de H. Cortés, es lo único que pudo corregir y revisar Gertrudis Gómez de Avellaneda sobre su novela Guatimozín, último emperador de Méjico, para poder incluirla en el IV volumen de sus obras completas, debido a su deteriorado estado de salud que poco tiempo después le llevó a su muerte, acaecida la gélida madrugada del 1 de febrero de 1873.

El segundo capítulo trata sobre la ilícita, tiránica y cruenta ejecución del Hueitlatoani Guatimozín, último emperador de Méjico y de su hermano Netzalc, rey de Tacuba... Momentos antes de la ejecución, el emperador proclamó con absoluta serenidad su más pura inocencia, mientras Netzalc dijo a su hermano sentirse dichoso de morir junto a él, y juntos enfrentarse a los palacios del sol.

 

junio 22, 2012

Una anécdota en la vida de Cortés (I parte)


Una anécdota en la vida de Cortés (I)
Leyenda basada en "Guatimozín, último emperador de Méjico"

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda

junio 21, 2012

Guatimozín, último emperador de Méjico



Apuntes sobre la novela histórica escrita por:

Gertrudis Gómez de Avellaneda


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Prólogo a la presente edición

“La muerte de Maximiliano I colocaba en la frente de Carlos V la corona imperial de Alemania, y mientras el nuevo César recibía el cetro en Aquisgrán, y la España, presa de la codicia y la arbitrariedad de algunos flamencos, ardía en intestinas dimensiones, el genio osado y sagaz de Hernán Cortés, ensanchando los límites de los ya vastos dominios de aquel monarca, lanzábase a sujetar a su trono el inmenso continente de las Indias Occidentales.”

El párrafo anterior corresponde, con exactitud, al primero de la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda Guatimozín, último emperador de Méjico, escrita en 1846. La prosa de la Avellaneda tiene una estructura episódica; se trata de una novela grandilocuente con un discurso altisonante, emotivo, sentimental e hiperbólico, muy propio de la época decimonónica.
La redacción de La divina Tula no pretende analizar bajo el prisma de la actualidad, los valores e interpretaciones de la obra. Para ello existen decenas de estudios y tesis, realizados por disímiles universidades de muchas partes del mundo, cuyos textos pueden consultarse, incluso en la Internet. Solamente pretendemos hacer un pequeño resumen de lo que a día de hoy expresan algunos de sus experimentados estudiosos.
La autora, dice uno de sus analistas, recurre a los modelos de Walter Scott, Chateaubriand, Larra y Espronceda para escribir su obra. Las fuentes de información, según se ha dicho por varios historiadores contemporáneos, fueron las cartas-relaciones de H. Cortés, Bernal Díaz del Castillo, abate Clavijero y otros. Paralelamente se ha llegado a decir por un considerable número de críticos que también fuera posible Gertrudis Gómez de Avellaneda hubiera leído en su juventud Xicoténcatl (1826) atribuida a José María Heredia, uno de sus autores preferidos.
Otro experimentado estudioso dice que Guatimozín, último emperador de Méjico –como obra de ficción- se inserta en las preferencias literarias del Siglo XIX: relaciona el discurso histórico y el discurso novelesco donde se recrea el pasado. La historia es fuente de energía dramática para dar vida a la ficción, por esto la literatura se apropia del material histórico creando la Novela Histórica.
“Una novela histórica no es exactamente historia, sino algo parecido a la historia, dónde los cambios operados en relación con la realidad son válidos siempre que no desvirtúen lo esencial”

Para los lectores más avezados que quieran disfrutar con una copia del original de la novela completa Guatimozín, último emperador de Méjico, dedicada en su día al Excmo. Señor Duque de Valencia, como demostración de aprecio y afectuosa amistad por su autora, escrita en dos tomos y editada en Madrid por la imprenta de D. A. Espinosa y Compañía, calle del caballero de Gracia (1846) podrán consultarla en http://books.google.com
(El programa de Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas audiencias)

Una anécdota en la vida de Cortés
La anécdota que aparecerá publicada en el blog de La divina Tula a partir de mañana 22 de junio de 2012, y dividida en varios capítulos, es lo único que la autora -según juzgó ella misma-  pudo revisar y corregir de la novela original para insertar en Obras literarias (tomo IV) de sus obras completas a causa de su deteriorado estado de salud. Se cree que Una anécdota en la vida de Cortés fue lo último que Gertrudis Gómez de Avellaneda pudo corregir y crear en vida.
La  gélida madrugada del 1 de febrero de 1873, prácticamente ciega y aquejada de una diabetes crónica, dejaba caer su pluma y cerraba sus ojos definitivamente en el número 2 de la calle Ferraz de aquel convulso Madrid testigo de su muerte física. Su obra, sin embargo, ha permanecido y traspasado el tiempo, incluso hasta cierto olvido...


redacción de La divina Tula.

junio 19, 2012

EL CACIQUE DE TURMEQUÉ (Capítulo XII)

Foto actual de las caballerizas reales mandadas a construir por Felipe II en 1570.

El cacique de Turmequé (XII, final)
una leyenda colombiana

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda


Nota de la edición actual:
"...no le toca al hombre tomar venganza del hombre: hay invisible mano justiciera, que ningún delito deja impune jamás..." (¿?) Triste e inesperado final para una novela romántica donde se cuestiona la justicia, la felicidad, la moral y el amor eterno.



 
Con el duodécimo capítulo, llegamos al final de la tan ansiada novela (muy a pesar de los años transcurridos desde su escritura), basada en una de las crónicas aparecidas en la obra El carnero del célebre Juan Rodríguez Freyle. Cabe destacar que el original se mantuvo secuestrado durante más de doscientos años por los “moralistas” de entonces... En 1860, durante mi estancia en Cuba, se editó por primera vez la monumental obra colombiana, y a mis manos fue a dar un bello ejemplar que me regaló mi amiga y gran poetisa cubana, Doña Luisa Pérez de Zambrana, que tanto aportó a las letras de Hispanoamérica...

La copia y reproducción de todos los capítulos editados de la novela que hoy culmina, así como la de las anteriores editadas en el blog y posteriores que se publicarán de seguido, está basada, en el original Obras literarias. Tomo 5, Novelas y leyendas, Madrid, 1871, (Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra) respetando tanto la ortografía original, como la tipografía.

Aprovecho para adelantar que en breve se editará en el blog otra novela de mi autoría de tema americano dedicada, en este caso, al querido pueblo mejicano.

Queda vuestra, afectísima y siempre servidora


Gertrudis Gómez de Avellaneda,
La divina Tula



junio 17, 2012

EL CACIQUE DE TURMEQUÉ (Capítulo XI)

A la derecha de la composición, San Pedro Claver S.J. Pintura: museo jesuita; Cartagena, Colombia. Y a la izquierda monumento a la libertad de los negros esclavos.


El cacique de Turmequé (XI)
una leyenda colombiana

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda


 
nota histórica: población y sociedad esclavista en la Nueva Granada del S. XVI

Hacia 1570 se calcula había una población de 800.000 indígenas en el Nuevo Reino de Granada, de los cuales 125.000 eran indios de la Provincia de Tunja donde se ubica la población de Turmequé, mientras que sólo 10.000 eran peninsulares.
Desde la llegada de los españoles a la Nueva Granada, y en muy pocos años, los malos tratos infringidos a la población indígena provocaron una drástica disminución de los nativos. Motivado por esa merma, y porque la explotación de las minas de oro se había intensificado notablemente, fueron traídos desde África negros esclavos para trabajar en esas minas y en las haciendas al servicio de los ricos peninsulares. Se calcula que hacia 1578, año en que se desarrolla la novela El cacique de Turmequé, había en el Nuevo Reino de Granada una población de 15.000 negros esclavos, cinco mil más que todos los españoles peninsulares residentes en la Nueva Granada…



 

junio 15, 2012

EL CACIQUE DE TURMEQUÉ (Capítulo X)

A la izquierda una página del manuscrito original, y a la derecha su autor Juan Rodríguez Freyle disfrutando con la lectura del mismo.

El cacique de Turmequé (X)
una leyenda colombiana

por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda.





Nota de la edición:

En el X capítulo, Gertrudis Gómez de Avellaneda nos hace saber que la leyenda del cacique de Turmequé está basada en una de las crónicas que Juan Rodríguez Freyle nos cuenta en su monumental obra El carnero. La propia autora, conocedora de la misma, llega a denominarla "curiosa" por su metafórico título y contenido. Las crónicas se mantuvieron silenciadas durante al menos doscientos años. En 1860, después del prolongado silencio y con su primera edición pública, un ejemplar fue a dar a las manos de Tula que no se pudo contener al leer la historia de D. Diego de Torres  y de la bella e incomparable Estrella. Así nació El cacique de Turmequé.




junio 13, 2012

EL CACIQUE DE TURMEQUÉ (Capítulo IX)

Felipe II, Rey de España, Sicilia y las Indias, recibiendo en su despacho de palacio. La pintura data del mismo año en que se desarrolla la novela El cacique de Turmequé.

El cacique de Turmequé (IX)
una leyenda colombiana
por:
Gertrudis Gómez de Avellaneda




Nota editorial:
Posiblemente el capítulo IX, sea el más polémico de la novela recreada por la escritora a partir de la obra El carnero. En sus páginas, Gertrudis Gómez de Avellaneda, se posiciona con absoluta claridad en contra de la pena de muerte. La romántica autora también denuncia, sin disfraces, las injusticias que en nombre de la corona española se cometían en la Colombia de entonces por determinados e influyentes personajes, y que seguían perpetuándose en pleno siglo XIX cuando ella escribió la novela. A día de hoy, desgraciadamente, las cosas no han cambiado mucho, muy a pesar de los siglos pasados...