febrero 16, 2022

«La luz del pasado»

 

 
                      Amalia Domingo Soler                           Gertrudis Gómez de Avellaneda

by Marga Iriarte (extracto de un artículo publicado por El Español en su sección «Protagonistas / Cadenas de mujeres”, de activa presencia en la Internet)

 

La investigadora y escritora Marga Iriarte recuerda y evoca a mujeres conocidas y anónimas que crearon nuestro legado

Me vienen a la cabeza muchos nombres y ejemplos de mujeres coraje, insumisas y resueltas a demostrarle al mundo, y sobre todo a sí mismas, la capacidad de imaginar y crear, por consiguiente, también de transformar la sociedad de la época en la que vivieron. Las mujeres extraordinarias, la mayoría de ellas anónimas, están presentes en nosotras, aunque ignoremos su existencia. A ellas les debemos poder salir solas a caminar, firmar un contrato, inventar un nuevo material o un medicamento, escribir un ensayo, un poema, una novela o tocar el violín, sin necesidad de pedir autorización a un hombre. Por desgracia, alcanzar la autonomía personal y social, tiene un contorno territorial y económico, fuera de él malviven millones de mujeres sin posibilidad efectiva de salir a pasear solas sin que peligre su vida.

Gertrudis Gómez de Avellaneda y Amalia Domingo Soler son dos de las muchas mujeres que construyeron y pusieron los cimientos del edificio donde hoy nos guarecemos. Gertrudis Gómez de Avellaneda, la escritora [nacida en Cuba y pionera del feminismo en España] que publicó en 1841 Sab, novela antiesclavista y en defensa de la mujer, de sus derechos y en la que denuncia el oprobio que padecían: El esclavo al menos puede cambiar de amo, puede esperar que juntando oro comprará algún día su libertad: pero la mujer, cuando levanta sus manos enflaquecidas y su frente ultrajada, para pedir libertad, oye al monstruo de voz sepulcral que le grita: "En la tumba".

Gertrudis Gómez de Avellaneda, conocida también por La divina Tula, demostró valentía, inteligencia y perspicacia para describir en cuatro líneas la anulación social y personal de las mujeres. Aunque parezca a nuestros ojos de hoy poco relevante, la novela de Gertrudis Gómez de Avellaneda fue tan fundamental como la obra de Amalia Domingo Soler. Si la primera procedía de una clase social elevada, Amalia venía de una familia sevillana tocada por la pobreza. La fortaleza mental de Amalia, medio ciega y apenas sin instrucción, la empujó a estudiar y explorar la realidad que conocía por propia experiencia, tan injusta con las mujeres.[Igualmente lo hizo Gertrudis Gómez de Avellanedas en su novela Dos mujeres. En la misma declaró, ante una sociedad espantada, «el divorcio como solución a una unión no deseada»].

Amalia, por su parte, defendió el feminismo desde su activismo espiritista. En 1891 fundó en Barcelona, con las anarquistas Teresa Claramunt y Ángeles López de Ayala, la primera asociación feminista de España, Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona. Estaba ubicada en el centro espiritista del Raval, allí se impartían clases nocturnas para sacar a las mujeres del analfabetismo; se abominaba de la sociedad clerical, conservadora e insensible hacia el sufrimiento de las trabajadoras.

Feminismo, anarquismo y espiritismo se unieron con el fin de defender los derechos y la dignidad de las mujeres. Imagino que, entre clase y manifestación callejera, pues no era raro que salieran de la Sociedad Autónoma de Mujeres para reivindicar escuelas laicas, convocarían espíritus de antepasadas que provocaría el temblor de pupitres y mesas donde estudiaban, incluso se elevarían del suelo en prueba de su apoyo a la causa feminista desde el más allá. La Avellaneda en el Madrid de 1870, también se declaró feminista y espiritista a la vez. Eran las corrientes de moda.

Esta combinación de feminismo y espiritismo, a primera vista estrambótica, adquiere sentido cuando se conocen un poco las personalidades de Amalia Domingo Soler, [y Gertrudis Gómez de Avellaneda], pioneras y visionarias. Quizás debido a la ceguera parcial de la Domingo Soler, esta desarrolló una mayor capacidad sensitiva, de manera que comprendió que la realidad material es solo una parte emergente y que existen en lo invisible e inaprensible, fuerzas y energías que interactúan con el mundo terrenal.

Marga Iriaerte

diario El Español, Madrid, febrero de 2022

Nota: Este artículo tanto como el anterior, sugerido por Google, así como otros muy interesantes, se publicaran en  El blog de La Divina Tula durante el año en curso.