Quien quiera ver a esta bella mariposa en su medio natural, revoleteando majestuosa y nutriéndose del néctar de las flores, debe llegarse hasta la zona más al este de Cuba, donde abunda. La que vemos en la foto de arriba fue descubierta y capturada a mediados del siglo XIX por el naturalista alemán Johannes Christoph Gundlach Redberg, y descrita por su coterráneo el médico y entomólogo Gottlieb August Wilhelm Herrich-Schäffer.
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Su nombre científico es Phoebis Avellaneda, y se lo debe a Gertrudis Gómez de Avellaneda, La divina Tula. El también naturalista Ramón de La Sagra, presentó la escritora a Gundlach durante un baile y una recepción en el Palacio de los Capitanes Generales de La Habana en 1860, y a partir de entonces nació entre ambos una bella y sincera amistad. El científico decidió inmortalizarla de una manera peculiar: bautizó a la bella mariposa, joya de la fauna cubana, con el apellido de su predilecta amiga. Los colores preferidos en el vestir de Tula y el revoletear inquieto de los pasos durante el baile, le recordaban a la mariposa.
Justo homenaje a esa gran escritora, olvidada a día de hoy en España, el pais al que ella le dio todo, artisticamente hablando...
ResponderEliminarUna mariposa, eso es Tula.