¡Confluencia total a través del tiempo y muy variados espacios!
El artículo que reproduzco al final de mi firma, alguien me lo ha hecho llegar -como el que no quiere las cosas- al baúl de las causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales que dispongo en mi lugar preferido de los Campos Elíseos y que por motivos de seguridad nacional no pienso revelar…
Primero fue un mail que obligó a una contestación y que a su vez generó una réplica. En el cuerpo del primer mail se podía leer: “Mira lo que acabo de hallar y adjunto: la Tula que nos persigue. Un beso, Maricusita en tierras volcánicas”. A continuación un adjunto (el artículo en sí mismo), cuya lectura generó la siguiente respuesta:
Las sinergias "pre-establecidas" entre nuestros mundos, están "inter-conectadas" por una especie de cordón umbilical mágico interestelar..., me explico:
Año 2003, la locación -no podía ser otra- Ronería de Santa Cruz, ¡Qué espléndido antro!, con Eva Luna, Martirio, Puchi Fajardo y hasta con Pepe Carpintero de alguna manera como protagonistas, algunos de cuerpo presente, otros de alma... De fondo, además de tu presencia y homenaje, las canciones interpretadas por la voz del sentimiento ibérico musicalizando el arrollador poema de nuestra Tula. Y por si fuera poco, referencias a www.quevolainter.com aquel intento de revista o gaceta "indo-lucambuya-cultural" que en algún momento soñamos...cada uno con sus gustos, tendencias y temperamentos varios. Tres tristes tigres....
Año 2003, la locación -no podía ser otra- Ronería de Santa Cruz, ¡Qué espléndido antro!, con Eva Luna, Martirio, Puchi Fajardo y hasta con Pepe Carpintero de alguna manera como protagonistas, algunos de cuerpo presente, otros de alma... De fondo, además de tu presencia y homenaje, las canciones interpretadas por la voz del sentimiento ibérico musicalizando el arrollador poema de nuestra Tula. Y por si fuera poco, referencias a www.quevolainter.com aquel intento de revista o gaceta "indo-lucambuya-cultural" que en algún momento soñamos...cada uno con sus gustos, tendencias y temperamentos varios. Tres tristes tigres....
Maricusita, me has hecho recordar muchas cosas.
Éramos tan jóvenes...
Y no sé por qué, pero me sentí lo bastante identificada con todo aquello, me puse manos a la obra y le escribí a Maricusita, la autora que había iniciado la correspondencia electrónica dada y causante del resto de mails que iban y venían (fulano escribe, mengano responde y esperancejo dispone...¡Qué enredo!) Total, que Le pedí permiso a la autora del discurso inaugural para publicarle en este blog, en mí blog. Y gracias a su generosidad, grande, enorme, inserto de seguido y dejo a vuestra entera consideración y para contentamiento estético.
Gertrudis for ever
A Puchi in memoriam en nombre de ambos
Sta. Cruz de Tenerife, Ronería Internacional Guanabacoa, a 15 de marzo de 2003.
Mi querida Puchilanga:
Tal vez porque “la geografía sí que existe” (y ya empiezo a citarte), o por esta, nuestra manía incorregible de habitar distancias, siento que el lenguaje epistolar es el más adecuado para hablarte(hablarles) esta noche de tu “novelín”, Poniendo los sueños de penitencia; epístola o carta también adecuada para hablarle a la madre de Luna (esa mujer loca, encabronada e ilusa, dulce y frenética); y a Luna y a las hermanas de la madre de Luna; y a todos los que intentamos vivir a tope y gozar del recuerdo: la mitad más uno de los que se reúnen en esta sala y en este momento.
Sé que ahora mismo temes que me convierta en Doña Gertrudis (Gómez de Avellaneda, claro) y que me traslade al siglo XIX y a la envidiable Sevilla y que comience a declamar tu favorito, “Amor y Orgullo”. Más no te inquietes, que aunque lo nuestro es “ser cursis por naturaleza”, intentaré serenarme y evitar el protagónico numerito. Tengamos esta presentación sin más excesos ni “furibundeces” que las de tu propia novela.
Poniendo los sueños...se me antoja paisaje: un paisaje sentimental y también, un paisaje-recordatorio y certeza de que “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.[1] Y para que la tristeza no sea la muerte del amor y de esas pequeñas cosas -“que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo”- es que “hace ya meses que mis hermanas y yo (y tú), nos inventamos cuentos, con novios que se llaman Carlos Alfredo, el Conde Alejandro Daniel, [...] o Álvaro Hernando Domeq. Así cada una puede hacerse su historia...y matamos el tiempo en que no hay un puñetero trabajo en este país para gentes que nos creíamos [...] excelentísimas científicas, artistas maravillosas y profesoras sin igual. Del carajo!”
Tú, cual caribeñizada Rosa Montero, “has observado que la realidad tiende a manifestarse así, insensata, inconcebible y paradójica, de manera que a menudo, de lo grosero nace lo sublime; del horror, la belleza y de lo trascendental, la idiotez más completa.”[2]
Que delicia de invención esta Luna que busca para su madre “un espacio sin pérdidas, separaciones ni distancias”...persiguiendo canciones -y más que canciones- letras para cantarlas, gritarlas o desmigajarlas.
Como esa de Jaume Sisa que usas en tu Luna (2):
Por amor a la fruta prohibida
Vivir sin otro rumbo ni certeza
Y morir de un ataque de belleza
Al llegar a una edad indefinida.
Resistir así a la verdadera borrachera: la del olvido.
De tu amor y sublimación culinarias, me encantan tus recetas; pero más aún, esa idea de que no importan tanto los ingredientes (bien lo aprendiste de la Villapol) como el resultado final..., como el sabor. Y dice la madre de Luna: “no fue amor a primera vista, sino amor a primer olor, amor a primer sabor”-¿no puede ser el sabor la verdadera patria?,- y también con Amaury, que “la distancia propicia un olor que ni el tiempo deshace”.
Este decir tuyo, ¡oh!, lord Byron con faldas,” ¡amado mío, ven a participar de las viandas que mis manos te han preparado [...] mira cómo he recogido las frutas que me han parecido más exquisitas; y cuando he estado indecisa en la elección, las más hermosas me han parecido las mejores: tres veces he recorrido la colina para encontrar el manantial más fresco...mira como salta [tu refresco] en esta taza de alabastro.”[3] Contradictoria tú como siempre, contradictoria como el amor que mueve la tierra y que viene y que va sin saber... afirmando en otro fragmento -al estilo de nuestro Félix. B. Cagnet-: “y mi madre miró al señor que tenía a su lado; lo miró una sola vez y nunca más volvió a ser la misma”. Ojo por ojo, y sabor y olor.
Alicia nuestra: puede que seas como dices, “la parte trasera de un espejo interminable [un espejo] que vivió ciertas redadas, una especie de azogue ya vencido que sólo se estimula con lo que aborrece: la mediocridad, la idiotez, el desafío”, pero también, eres alguien que sabe -como lo supo en sus días el autor de cierto Libro de reclamaciones y demandas- alguien que sabe “del amor y del honor/ y de otros vicios sin pena”[4]. Y del valor –que divino eres Oscar Wilde- del valor y la fuerza que hay que tener para ceder a la tentación y a la ilusión (aunque la palabra, según Carilda, suene mentecata) y ...¡amén!
Que “el eje del mundo sea una canción y no una ley”, eso me gusta de tu “novelín-relato”: un universo poblado de figuras femeninas fluctuantes, y en cambio, inequívocamente concretas. Así que aquí celebro, esta apasionada indagación sobre nuestra memoria, una ciudad, la magia de un amor -el de EL y el de los maridos de las otras, por supuesto- el embrujo de la cocina, la suerte de un tener un millón de amigos y otros brochazos.
Eres como la Peri Rossi:
No podía(s) dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.[5]
A fin de cuentas, te he escrito esta carta inspirada en tu propia atmósfera de lejanías. Y en la de la madre de Luna. Y también por la influencia de un yo (el tuyo, el mío y el de EL con mayúsculas -el mismo que “logró convertirla en un volcán de miel, en el sonido acre de la tierra (¡¡¡que horror!!!) y que le hizo sacar todas las fuerzas escondidas de su espiritualidad”-. Un yo como el tuyo, tendencioso y absorbente, y la obsesión por unos ojos verdísimos (que rico suena esto dicho a los cuarentaytantosaños) y por ese ardor repentino y “trastornante”.
Juro que me encanta el modo esperpéntico con el que manejas los ingredientes típicos de la novela del corazón, también ese humor enloquecido y el modo en que transformas tu sentimental adicción. “Hay quienes padecen la más cruel belleza” y de ahí mismo extraen su fuerza de supervivencia...”amor, mi principal y diestro amigo/ de belleza hospedada en la palmera”.[6]
Con delicadeza fina, merecimiento y respeto -José Martí, quién otro iba a ser...¡por supuesto! -, con delicadeza fina, merecimiento y respeto repito, alzo ahora mi cáliz por la autora y pido un brindis por ella.
¡Descorchad botellas, llenad vuestras copas y bebédle hasta las burbujas al ron!... “porque a fin de cuentas, de algo hay que vivir, y el miocardio tiene derecho a inflamarse, al calor de una vida bella. Insoportablemente, bella, bella”. [7]
Por mi hermana, la única, la verdadera,
Tu Maco del alma.
PD: Que distinta Venecia si me faltas tú....¡ música maestro!
[2] Rosa Montero. La hija del Caníbal. 1997.
[4] José Fernández Carpintero, “ , en Libro de reclamaciones, poemario inédito.
[5] Cristina Peri Rossi. “Reminiscencias”, en Poemas de amor y desamor.
[6] Alberto Riera. “Amor, mi principal y diestro amigo”, en Poesía cubana de amor (siglo XX), Letras Cubanas, 1999.
[7] Yo misma en “De infarto estético!, revista digital Quévoláinter, número 0, edición especial, 13 de mayo de 2001.
Poniendo los sueños de penitencia.. Lo editó BETANIA en 2002. Os pongo un link para quien quiera comprarlo:
ResponderEliminarhttp://www.todostuslibros.com/libros/poniendo-los-suenos-de-penitencia-encantada-de-conocerme_978-84-8017-168-7
yo esto no lo había leído! lloro, lloro de la alegría de recordar y el orgullo de haberla conocido. me apunto a esto tan bien escrito.
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