octubre 18, 2011

PONIENDO LOS SUEÑOS DE PENITENCIA

Sinergias “tulísticas
¡Confluencia total a través del tiempo y muy variados espacios!


El artículo que reproduzco al final de mi firma, alguien me lo ha hecho llegar -como el que no quiere las cosas- al baúl de las causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales que dispongo en mi lugar preferido de los Campos Elíseos y que por motivos de seguridad nacional no pienso revelar…
Primero fue un mail que obligó a una contestación y que a su vez generó una réplica. En el cuerpo del primer mail se podía leer: “Mira lo que acabo de hallar y adjunto: la Tula que nos persigue. Un beso, Maricusita en tierras volcánicas”.  A continuación un adjunto (el artículo en sí mismo), cuya lectura generó la siguiente respuesta:
Las sinergias "pre-establecidas" entre nuestros mundos, están "inter-conectadas" por una especie de cordón umbilical mágico interestelar..., me explico:
Año 2003, la locación -no podía ser otra- Ronería de Santa Cruz, ¡Qué espléndido antro!, con Eva Luna, Martirio, Puchi Fajardo y hasta con Pepe Carpintero de alguna manera como protagonistas, algunos de cuerpo presente, otros de alma... De fondo, además de tu presencia y homenaje, las canciones interpretadas por la voz del sentimiento ibérico musicalizando el arrollador poema de nuestra Tula. Y por si fuera poco, referencias a www.quevolainter.com aquel intento de revista o gaceta "indo-lucambuya-cultural" que en algún momento soñamos...cada uno con sus gustos, tendencias y temperamentos varios. Tres tristes tigres....
Maricusita, me has hecho recordar muchas cosas.
Éramos tan jóvenes...

Y no sé por qué, pero me sentí lo bastante identificada con todo aquello, me puse manos a la obra y le escribí a Maricusita, la autora que había iniciado la correspondencia electrónica dada y causante del resto de mails que iban y venían (fulano escribe, mengano responde y esperancejo dispone...¡Qué enredo!) Total, que Le pedí permiso a la autora del discurso inaugural para publicarle en este blog, en mí blog. Y gracias a su generosidad, grande, enorme, inserto de seguido y dejo a vuestra entera consideración y para contentamiento estético.

Gertrudis for ever
 

A Puchi in memoriam en nombre de ambos

Sta. Cruz de Tenerife, Ronería Internacional Guanabacoa, a 15 de marzo de 2003.

Mi querida Puchilanga:

Tal vez porque “la geografía sí que existe” (y ya empiezo a citarte),  o por esta, nuestra manía incorregible de habitar distancias, siento que el lenguaje epistolar es el más adecuado para hablarte(hablarles) esta noche de tu “novelín”, Poniendo los sueños de penitencia; epístola o carta también adecuada para hablarle a la madre de Luna (esa mujer loca, encabronada e ilusa, dulce y frenética); y a Luna y a las hermanas de la madre de Luna; y a todos  los que intentamos vivir a tope y gozar del recuerdo: la mitad más uno de los que se reúnen en esta sala y en este momento.
Sé que ahora mismo temes que me convierta en Doña Gertrudis (Gómez de Avellaneda, claro) y que me traslade al siglo XIX y a la envidiable Sevilla y que comience a declamar  tu favorito, “Amor y Orgullo”. Más no te inquietes, que aunque lo nuestro es “ser cursis por naturaleza”, intentaré serenarme y evitar el protagónico numerito. Tengamos esta presentación sin más excesos ni “furibundeces” que las de tu propia novela.

Poniendo los sueños...se me antoja paisaje: un paisaje sentimental y también, un  paisaje-recordatorio y certeza de que “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.[1] Y para que la tristeza no sea la muerte del amor y de esas  pequeñas cosas -“que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo”- es que “hace ya meses que mis hermanas y yo (y tú), nos inventamos cuentos, con novios que se llaman Carlos Alfredo, el Conde Alejandro Daniel, [...] o Álvaro Hernando Domeq. Así cada una puede hacerse su historia...y matamos el tiempo en que no hay un puñetero trabajo en este país para gentes que nos creíamos [...] excelentísimas científicas, artistas maravillosas y profesoras sin igual. Del carajo!”
Tú, cual caribeñizada Rosa Montero, “has observado que la realidad tiende a manifestarse así, insensata, inconcebible y paradójica, de manera que a menudo, de lo grosero nace lo sublime; del horror, la belleza y de lo trascendental, la idiotez más completa.”[2]

Que delicia de invención esta Luna que busca para su madre “un espacio sin pérdidas, separaciones ni distancias”...persiguiendo canciones -y más que canciones- letras para cantarlas,  gritarlas o desmigajarlas.


Como esa de Jaume Sisa que usas en tu Luna (2):


Por amor a la fruta prohibida

Vivir sin otro rumbo ni certeza

Y morir de un ataque de belleza
Al llegar a una edad indefinida.

Resistir así a la verdadera borrachera: la del olvido.

De tu amor y sublimación culinarias, me encantan tus recetas; pero más aún, esa idea de que no importan tanto los ingredientes (bien lo aprendiste de la Villapol) como el resultado final..., como el sabor. Y dice la madre de Luna: “no fue amor a primera vista, sino amor a primer olor, amor a primer sabor”-¿no puede ser el sabor la verdadera patria?,- y también con Amaury, que “la distancia propicia un olor que ni el tiempo deshace”.
Este decir tuyo, ¡oh!, lord Byron con faldas,” ¡amado mío, ven a participar de las viandas que mis manos te han preparado [...] mira cómo he recogido las frutas que me han parecido más exquisitas; y cuando he estado indecisa en la elección, las más hermosas me han parecido las mejores: tres veces he recorrido la colina para encontrar el manantial más fresco...mira como salta [tu refresco] en esta taza de alabastro.”[3] Contradictoria tú como siempre, contradictoria como el amor que mueve la tierra y que viene y que va sin saber... afirmando en otro fragmento -al estilo de nuestro Félix. B. Cagnet-: “y mi madre miró al señor que tenía a su lado; lo miró una sola vez y nunca más volvió a ser la misma”. Ojo por ojo, y sabor y olor.
Alicia nuestra: puede que seas como dices, “la parte trasera de un espejo interminable [un espejo] que vivió ciertas redadas, una especie de azogue ya vencido que sólo se estimula con lo que aborrece: la mediocridad, la idiotez, el desafío”, pero también, eres alguien que sabe -como lo supo en sus días el autor de cierto Libro de reclamaciones y demandas- alguien que sabe “del amor y del honor/ y de otros vicios sin pena”[4]. Y del valor –que divino eres Oscar Wilde- del valor y la fuerza que hay que tener para ceder a la tentación y a la ilusión (aunque la palabra, según Carilda, suene mentecata) y ...¡amén!
Que “el eje del mundo sea una canción y no una ley”, eso me gusta de tu “novelín-relato”: un universo poblado de figuras femeninas fluctuantes, y en cambio, inequívocamente concretas. Así que aquí celebro, esta apasionada indagación sobre nuestra memoria, una ciudad, la magia de un amor -el de EL y el de los maridos de las otras, por supuesto- el embrujo de la cocina, la suerte de un tener un millón de amigos y otros brochazos.

Eres como la Peri Rossi:

No podía(s) dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.[5]

A fin de cuentas, te he escrito esta carta inspirada en tu propia atmósfera de lejanías. Y en la de la madre de Luna. Y también por la influencia de un yo (el tuyo, el mío y el de EL con mayúsculas -el mismo que “logró convertirla en un volcán de miel, en el sonido acre de la tierra (¡¡¡que horror!!!) y que le hizo sacar todas las fuerzas escondidas de su espiritualidad”-. Un yo como el tuyo, tendencioso y absorbente, y la obsesión por unos ojos verdísimos (que rico suena esto dicho a los cuarentaytantosaños) y por ese ardor repentino y “trastornante”.
Juro que me encanta el modo esperpéntico con el que manejas los ingredientes típicos de la novela del corazón, también ese humor enloquecido y el modo en que transformas tu sentimental adicción. “Hay quienes padecen la más cruel belleza” y de ahí mismo extraen su fuerza de supervivencia...”amor, mi principal y diestro amigo/ de belleza hospedada en la palmera”.[6]
Con delicadeza fina, merecimiento y respeto -José Martí, quién otro iba a ser...¡por supuesto! -, con delicadeza fina, merecimiento y respeto repito, alzo ahora mi cáliz por la autora y pido un brindis por ella.
¡Descorchad botellas, llenad vuestras copas y bebédle hasta las burbujas al ron!... “porque a fin de cuentas, de algo hay que vivir, y el miocardio tiene derecho a inflamarse, al calor de una vida bella. Insoportablemente, bella, bella”. [7]

Por mi hermana, la única, la verdadera,

Tu Maco del alma.

PD: Que distinta Venecia si me faltas tú....¡ música maestro!




[1]“Las simples cosas”, cantado por Martirio en Flor de piel (Cantes de la otra orilla).

[2] Rosa Montero. La hija del Caníbal. 1997.

[3] Lord Byron, El corsario.
 
[4] José Fernández Carpintero, “      , en Libro de reclamaciones, poemario inédito.

[5] Cristina Peri Rossi. “Reminiscencias”, en Poemas de amor y desamor.

[6] Alberto Riera. “Amor, mi principal y diestro amigo”,  en Poesía cubana de amor (siglo XX), Letras Cubanas, 1999.

[7] Yo misma en “De infarto estético!, revista digital Quévoláinter, número 0, edición especial, 13 de mayo de 2001.


2 comentarios:

  1. Poniendo los sueños de penitencia.. Lo editó BETANIA en 2002. Os pongo un link para quien quiera comprarlo:
    http://www.todostuslibros.com/libros/poniendo-los-suenos-de-penitencia-encantada-de-conocerme_978-84-8017-168-7

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  2. yo esto no lo había leído! lloro, lloro de la alegría de recordar y el orgullo de haberla conocido. me apunto a esto tan bien escrito.

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