Recreación fotográfica del "aura blanca" (La foto original data de principios del siglo XX) |
El aura blanca: leyenda y tradición
En mayo de 1860 una extraña aura blanca (buitre cubano albino) apareció entre la bandada de auras que sobrevolaban el hospital de San Lázaro y la Quinta Simoni en la ciudad de Puerto Príncipe. En junio, el ejemplar fue expuesto en la Casa de Gobierno. Su captor había sido el doctor José Ramón Simoni Ricardo, director honorífico del hospital.
El pueblo camagüeyano creó la tradición y Gertrudis Gómez de Avellaneda, que casualmente visitó la ciudad por aquellos días, la inmortalizó con la conocida leyenda: Gozaba el religioso franciscano José de la Cruz Espí (1763 - 1838), el Padre Valencia, del cariño del pueblo principeño: brindaba servicios, mediaba en disputas y aconsejaba...
Un día decidió construir un lazareto y lo logró. Era aquel hospital el orgullo de la ciudad. Pero he aquí que murió, y llegó la escasez y el hambre para los míseros leprosos.
Cuentan que las "auras tiñosas" recorrían ya el abandonado huerto del hospital, en espera de los cuerpos de los famélicos enfermos.
De repente apareció un ejemplar albino de la especie. El "aura blanca" se dejó coger mansamente, y hasta dicen que parecía querer acariciar las llagadas manos de sus captores.
Al día siguiente todo Puerto Príncipe comentaba que el alma del Padre Valencia, tantas veces invocada en medio de los sufrimientos de los lazarinos, había bajado a ellos.
El interés general fue tal que se hizo una exposición pública del ave y se puso precio a la entrada. Lo recaudado se destinó a aliviar las perentorias necesidades del hospital. Con igual propósito fue paseada por el país...
El destino final del ave, desconocido por Gertrudis Gómez de Avellaneda, se recoge en este mismo post, al final de la leyenda.
EL AURA BLANCA
El destino final del ave:
Para incrementar la recaudación, el "aura blanca" fue rifada unos años después. Vendida finalmente para seguir obteniendo el dinero que tanto precisaba el hospital, llegó a la ciudad de Matanzas, y allí la adquirió —en perfecto estado de salud— el sabio naturalista Don Francisco Ximeno, para su zoológico personal. Cuatro años más vivió el extraño ejemplar albino, y a su muerte en 1864, se le practicó el trabajo de taxidermia. Ximeno la mantuvo entre los ejemplares de su colección hasta 1884, cuando la vendió al Museo de Historia Natural del Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de la ciudad de Matanzas, donde se mantuvo durante casi un siglo, y luego en la librería "El Pensamiento".
El aura blanca se puede apreciar a día de hoy en el Museo Provincial de la Atenas de Cuba, en el Palacio de Junco. Este ejemplar albino de la especie Cathartes aura es uno de los exponentes más antiguos de Cuba.
Inaudito!!! Al final Dña Gertrudis me he reído muchísimo, me ha sido inevitable.
ResponderEliminarLas risas no han sido al leer su relato, milagroso en todos sus aspectos sino al hacerlo con sus apostillas, el destino del aura blanca.
ResponderEliminarNo hay mucha diferencia entre el destino del aura blanca (tiñosa albina) y las historias de san Nicolas del Peladero... cosas de la Colonia metropolizada y de la República "mediatizada"...
ResponderEliminarLa tiñosa ALBINA, muy divetido todo. Nunca imaginé esto pudiera convertirse en una leyenda de Tula
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