La ondina del lago azul es una de las leyendas más bellas del siglo XIX escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda. Próximamente podrá leerse, junto a otras nueve, en entregas "exclusivas" por capítulos en éste blog dedicado a la escritora.
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En el tomo V de mis obras completas:
Ayer, mientras me recuperaba felizmente de los siete días de pesadillas por el recuerdo inoportuno que me causó el aniversario de mi muerte, me di a la sutil tarea de inspeccionar mis obras completas… Sin tener en cuenta ningún criterio preestablecido, tomé de la gran estantería que contiene todos mis libros, el tomo V y último que edité en vida, en la imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra que entonces se hallaba en la calle del Duque de Osuna número 3 del agitado Madrid de 1871… ¡Y releí mis leyendas y tradiciones!
Con el transcurso de los años, he podido comprobar que generalmente se me conoce como poetisa ó como poeta, y eso a pesar de no ser objetivo de estudio en ninguno de los planes educacionales de los institutos de enseñanza españoles (ver consecuencias en anécdota de estudiante aragonés)… Como dramaturga soy algo conocida pero en menor medida y preferentemente en círculos demasiado elitistas… (directores de escena, actores, etc.) Ahora, como escritora de novelas y leyendas, especialmente de tradiciones…, casi ni se me menciona; y el público, que es a quién siempre he dirigido mis composiciones, debe estar muy ansioso por conocer esas producciones que en su día publicaron los periódicos más importantes del Madrid decimonónico.
Hace unos días recibí, a través de mi correo electrónico, un interesante mail de una fiel lectora del blog que por demás ama, adora e idolatra la novela por entregas…, me pedía, me rogaba…, mis leyendas (Compruebo felizmente que en pleno siglo XXI todavía se respira algo de aquel romanticismo…) Y principalmente por ello he decidido regalar, a partir de esta semana, diez leyendas salidas de mi pluma y que dedico con especial esmero a esa incondicional lectora, que habita en la hermosa isla donde nació mi adorado Hugo, y al resto de público en general, incluyendo al estudiante aragonés… ¡Y lo haré por capítulos en diferentes entradas de mi blog!
Para comenzar, lo mejor es conocer algunas observaciones previas, (análisis muy extenso, pero interesante), de un experto crítico de aquellos tiempos sobre el contenido del tomo V de mis obras completas, en el que aparecen publicadas mis diez leyendas... El acertado examen lo escribió el Excmo. Sr. Don Leopoldo Augusto de Cueto en 1871.
Ruego al público en general, acepte, con la expresión de mi agradecimiento, el homenaje de mi admiración respetuosa al regalar mis modestas leyendas, precediéndolas del mencionado y extenso análisis.
Sinceramente,
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Anécdota:
Hace unos días tuve conocimiento de que un joven estudiante de la universidad de Zaragoza, al ser preguntado sobre qué sabía acerca de Gertrudis Gómez de Avellaneda, respondió que era una importante vía pública de la capital aragonesa… (Ruego a las autoridades competentes tomar nota del acontecimiento)
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En la próxima entrada ofreceremos La velada del helecho o El donativo del Diablo
(Sólo para especialistas e investigadores)
ResponderEliminarRealmente, y visto desde el prisma de la actualidad, no comparto algunas consideraciones del Señor Don Leopoldo Augusto de Cueto, fundamentalmente aquellas referidas a la "emancipacion" de la mujer...
¡Queda abierta la discusión!
¿Alguíen se atreve?
Magnífico y me atrevo a entablar la discusión, solo es cosa de unos días para poder dedicarle, a esta lectura, el merecido análisis, tiempo. Espero ya, ansiosa, por esas leyendas.
ResponderEliminarLa "extraordinaria" anécdota del estudiante aragonés se va convirtiendo en la regla y NO en la excepción… Las instituciones oficiales: el ministerio de educación y el de cultura español, mucho tienen que ver en el asunto… ¡Pena por una verdadera Gloria de España, olvidada y relegada a una gran avenida y a nada más!
ResponderEliminarGracias a los creadores de éste blog que intentan rescatar su obra y también su vida, curioso el revivir a la autora en los Campos Elíseos...
María Julia López Peña