Todo parece indicar que la marihuana cosechada en el interior de algunos tinajones del legendario Camagüey posee propiedades psicoactivas alucinógenas plus, insospechadas hasta ahora. Esto seguramente disparará los precios en el mercado internacional de las drogas light y la región agramontina se hará mucho más rica. Pero a su vez traerá a los verdaderos historiadores y a la historia propiamente dicha de cabeza (se incluye a los viejos libros parroquiales de la Soledad).
Ahora mismo, doscientos
años después de haber nacido Tula Avellaneda, esta cambia de casa natal por
obra y gracia de unos fumetas de nueva generación, perdón, de los nuevos enterados de entresijos locales camagüeyanos (Y que vivan los tinajones y también la marihuana local).
Bajo el título de "Se vende o La Avellaneda cambia de casa natal" ha aparecido en el blog Gaspar El lugareño y con la autorizada firma de Carlos A. Peón Casas, un artículo que por su importancia reproducimos con absoluto respeto y gran admiración de seguido.
Vayamos al tema y pongámonos serios (A partir de ahora queda prohibido fumar cannabis camagüeyanus, por si acaso...)
Manuel Lorenzo Abdala
Se vende o La Avellaneda cambia de casa natal
Carlos A. Peón Casas.
16 de julio de 2014
Ahora mismo, el revuelo sobre la
posibilidad de que la que hasta ahora fuera su casa natal, en el número 22
antiguo de la calle homónima, antes de San Juan o de las Carreras, no lo sea
más, es la comidilla de todos los corrillos intelectuales de la otrora villa
principeña donde Doña Tula tuviera a bien nacer.
La algarabía no es para menos, a las
puertas del segundo centenario de su natalicio, en medio de las barahúndas sin
término aparente de las “intervenciones” y reparaciones en los predios
citadinos que no alcanzan precisamente esa añeja casona donde presumiblemente,
luego de ciertas “nuevas evidencias” aún no muy claras, la trajeran al
mundo.
Resulta singular que la “preocupación” de
ciertas “vacas sagradas” del mundillo cultural en este polvoso Camagüey, por
“dilucidar” el sitio exacto donde Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga vio
la luz primera de su terruño, llegue justamente en es este preciso instante y
no antes. El asunto apunta claramente a otro leitmotiv.
Bien miradas las cosas, al preguntarnos el
por qué de esta inusitada revelación sobre el sitio correcto de su
alumbramiento, habría que ponerlas en contexto. Y al parecer todo apuntaría a
una muy reciente decisión de los dueños actuales de la propiedad (que no creo
tengan ya parentesco con la excelsa poetisa), de ponerla a la venta, a tenor de
las actuales regulaciones al uso sobre el tema de la compraventa de bienes
inmuebles.
Este cronista fue testigo ocular del hecho
como lo fue medio Camagüey que al deambular por esa concurrida arteria,
visualizó el cartel con el inequívoco lema de: Se Vende sobre
la fachada de la vivienda de marras.
En su momento circuló más de una “leyenda
urbana” sobre el futuro paradero de la casa: que si se destinaría en manos de
nuevos propietarios para un hostal con sala de fiesta y piscina incluidas, que
si un nuevo restaurant con todas las de la ley se instalaría en el espacioso
habitáculo, hasta vaya a saberse que otro uso o función imaginable o no en los
tiempos delcuentapropismo sin ton ni son que padecemos día a
día.
Incluso se habló del precio exorbitante de
cientos de miles de CUC, y hasta se escuchó por ahí que había ya, a pesar de lo
elevado de la cifra, potenciales compradores interesados, incluyendo a más de
un nouveaux riches local.
Se dijo igualmente que para evitar el
penoso destino de la otrora casa natal de nuestra Avellaneda, el estado tomaría
cartas en el asunto, declarando el sitio como de interés patrimonial, o que si
la propia Oficina del Historiador se interesaría en obtener su
propiedad, aunque no podría adjudicársela por la vía de la compra….todo quedó
allí, y pasó como siempre pasa “un pájaro sobre el mar…”
Ahora mismo, los enterados sobre los
entresijos de la cuestión del lugar correcto del nacimiento de Tula, luego de
un rastreo en los atestados archivos de la memoria colonial en la otrora villa
del Príncipe, han dado con el quid del asunto, la casa natal que era no es, y
en salomónica y bizantinísima discusión han llegado a conclusiones muy
convenientes.
La Avellaneda, a partir de este instante,
nació en casa de su abuelo materno Don Luis Jerónimo Arteaga y Agramonte,
antiguo Regidor de la villa, sita en la otrora calle de La Candelaria, a pocos
pasos de la Parroquial Mayor, en un sitio conocido hoy día por Centro de
Gestión Cultural adscrito a la propia Oficina del Historiador local ya
citada.
Mejor, ni mandado a hacer, así que donde
decía “digo” ahora ponen “Diego”. Y no se discute más del asunto. Para los
próximos doscientos años por venir habrá tiempo de sobra para “vender” esta
nueva “leyenda” de sabroso color local, y lo habrá igualmente suficiente para
enmendar los viejos libros parroquiales de la Soledad donde quedó registrado el
bautizo de Tula, que a tenor de la nueva locación, debe corresponder a los
registros de la Mayor, y mandar a grabar toda prisa, una bonita y nueva lápida
que diga Aquí fumé, digo Aquí nació Doña Tula…… Se verán horrores, digo mejor,
errores. Que Dios nos coja confesados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario