Rosalía y la
Avellaneda
(En el día de las
letras gallegas)
Para festejar el día de las letras gallegas (aunque pueda parecer
paradójico), trataremos muy por encima sobre dos obras de disímil naturaleza, de
dos figuras (igualmente diferentes entre ellas) que vivieron el siglo XIX: En las orillas del Sar, último
libro de Rosalía de Castro, la gran poetisa gallega, y Poesías, primera obra de composiciones líricas de la también
gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula) que, aunque nacida en Cuba, estuvo relacionada con
Galicia.
El primero, especialmente la composición que da título al libro, Orillas del Sar, trata y
recuerda la Galicia de Rosalía, de una infancia pasada, otrora, a través de los
últimos tiempos de su vida. Y en la segunda obra están impresas las ocho
primeras composiciones líricas, todas de carácter melancólico, escritas por Gertrudis
en territorio gallego. Ambas bajo un denominador común: en circunstancias “trágicas”
y la nostalgia como inspiración.
En las orillas del Sar, fue el más incomprendido de todos los libros de Rosalía de Castro por diversas razones.
En la obra, la autora manifiesta un tono trágico que se ajusta a las duras
circunstancias que rodearon los últimos años de su vida que también son, de alguna
manera, los de su infancia. Escrito en castellano, el libro ahonda en el
lirismo subjetivo propio de Follas Novas y al mismo tiempo se consolidan las
formas métricas que en aquella ya apuntaban, se ha dicho. Orillas del Sar fue calificado
en su momento como precursor y a la vez obviado por la crítica especializada.
Hoy día, no obstante, existen diferentes estudiosos que lo consideran como la
principal creación poética de todo el siglo XIX. Pese a todos los grandes
valores que la obra posee, en La divina Tula no podemos estar de
acuerdo con esta última afirmación, ya que nos parece excedida y hasta sectaria.
Al respecto podríamos recordar la clasificación hecha por Marcelino Menéndez y
Pelayo en Las cien mejores poesías de la lengua castellana, en la que
la única mujer es Gertrudis Gómez de Avellaneda con su Amor y Orgullo, obra
maestra de la poesía castellana.
Pero nuestro escrito
va dirigido a homenajear a las dos poetisas y bajo ningún concepto pretendemos realizar
comparaciones porque no caben, ni en el día de las letras gallegas, ni en la
obra de ambas. Amamos tanto a Rosalía como a Tula Avellaneda, dos pilares
fundamentales de la lírica universal.
Gertrudis (Tula) Gómez de Avellaneda
y Rosalía de Castro son dos poetisas completamente diferentes que vivieron dos
etapas que no pueden compararse. Rosalía empezó a componer cuando el movimiento
romántico, al que pertenece Gertrudis, ya había perdido peso entre la
intelectualidad española y empezaba el Realismo. Según la autorizada opinión de
Marina Mayoral, escritora de delicada pluma y majestuoso verbo, “Rosalía fue
una poeta social, portavoz de una tierra dolorida, fue la cantora de los
emigrantes de las «viudas de vivos y de muertos», la poeta del pueblo gallego”.
Por su parte, Gertrudis fue algo más intimista y a la vez más universal (en la
mayoría de sus creaciones), podría decirse. Su poesía analiza, en gran medida,
los estados emocionales derivados de su experiencia amorosa y también mística,
religiosa. La Avellaneda fue igualmente precursora absoluta del feminismo en España y una de las más grandes poetisas de la lengua
castellana de todos los tiempos según la autorizada consideración de,
repetimos, Marcelino Menéndez y Pelayo, opinión compartida por Juan
Valera, José Zorrilla, Juan Nicasio Gallego y José Manuel Quintana.
Tula, además
de innovadora poetisa, novelista, dramaturga y hasta periodista, estuvo muy ligada
a la comunidad gallega por diversas razones. Vivió en La Coruña entre 1836 y
1838. Y en la ciudad herculina escribió sus primeras ocho composiciones líricas
(A
la poesía, Las contradicciones o Imitación
de Petrarca, A mi Jilguero, A una Violeta, La Serenata, A las Estrellas,
A una Mariposa y finalmente, Al Mar).
También en La Coruña experimentó su segunda historia de amor y conoció al que
años más tarde se convertiría en uno de sus controvertidos y grandes amantes, el
gallego Antonio Romero Ortiz (figura igualmente olvidada por algunos críticos
contemporáneos), cuya correspondencia estamos reproduciendo desde hace algún
tiempo en las páginas de este blog.
Durante los quince
años que llevamos del siglo XXI Gertrudis ha caído en un absurdo ostracismo por
parte de algunos críticos contemporáneos (casi todos gallegos), algo que no llegamos
a comprender porque nos parece totalmente absurdo. No ocurre lo mismo en otras
regiones de España como, Andalucía, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia y Madrid..., donde la Avellaneda genera titulares y algunas calles, parques y
avenidas llevan su inmortal nombre.
Relacionado con el
tema lingüístico, muy propio del día de las letras gallegas que hoy nos ocupa (aunque
letras es literatura y algo más que
idioma), nos gustaría recordar la opinión emitida por una joven Tula en 1837
(Justo el mismo en que nació Rosalía) acerca del que entonces
llamaban dialecto gallego, idioma que era desconocido para ella. Fue en una
carta privada mientras contaba a su prima las impresiones de todo lo que
ocurría a su alrededor y en medio de gran hostilidad contra su persona.
Las gallegas
coruñesas no son, generalmente, muy hermosas; sin embargo, no son tampoco feas,
y visten con lujo y elegancia. En ellas, lo que me desagrada es el acento, que
aun al cabo de cerca de dos años que las oía hablar, no podía sufrir mí oído
aquella detonación áspera y dura. Este acento gallego, hablando castellano,
me desagradaría siempre, a pesar de que gusto del dialecto del país, que en la
gente del pueblo bajo es dulce y gracioso.
La totalidad del
texto, incluido el análisis completo acerca de la lengua y costumbres gallegas
puede consultarse en Cuadernillos de viaje y La dama de gran tono,
obra que editamos el año pasado en homenaje por el bicentenario del nacimiento de
la autora y que puede encontrarse en las más prestigiosas bibliotecas de toda
España.
Para concluir este
homenaje transcribimos dos poemas, el primero Las Contradicciones o Imitación
de Petrarca, soneto autoría de la Avellaneda, inspirado en otro del
famoso lírico y humanista italiano Francesco Petrarca. Fue en diciembre de
1836, justo cuando la poetisa sufría el terrible acoso de sus familiares en la
entonces conservadora ciudad de La Coruña. El soneto, considerado como uno de
los mejores y más desgarradores de su obra primaria, apareció publicado en Poesías de 1841, y es la tercera composición de
las que constituían la colección, prologada magistralmente por Juan Nicasio Gallego.
El segundo es una composición de Rosalía de Castro aparecido en su última obra En
las orillas del Sar de la que ya nos hemos ocupado someramente. El
poema Orillas del Sar fue escrito en lengua castellana y quizás por ello
la incomprensión, absurda y hasta desatinada, por parte de algunos críticos,
cuando según nuestro parecer, las dos lenguas (castellano y gallego) conviven, se
complementan y enriquecen entre sí. No olvidemos que en Latinoamérica y en
otras regiones de España, el castellano ha sido enriquecido con auténticos léxicos
de la lengua gallega.
Manuel Lorenzo Abdala.
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Excelente análisis y recordatorio. Muy acertado el final "No olvidemos que en Latinoamérica y en otras regiones de España, el castellano ha sido enriquecido con auténticos léxicos de la lengua gallega." (Saya en lugar de falda, chícharo en lugar de guisantes, y un largo etcétera...)
ResponderEliminarImpecable siempre tu homenaje y análisis a la vida y figura de dos grandes Poetas. Nos deleitas siempre con tus acertados estudios Manuel Lorenzo Abdala y enriqueces el conocimiento que debería hacerse reflejo de la Literartura Gallega y Castellana. Felicidades.
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