mayo 17, 2015

ROSALÍA Y LA AVELLANEDA


Rosalía y la Avellaneda
(En el día de las letras gallegas)

Para festejar el día de las letras gallegas (aunque pueda parecer paradójico), trataremos muy por encima sobre dos obras de disímil naturaleza, de dos figuras (igualmente diferentes entre ellas) que vivieron el siglo XIX: En las orillas del Sar, último libro de Rosalía de Castro, la gran poetisa gallega, y Poesías, primera obra de composiciones líricas de la también gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda (Tula) que,  aunque nacida en Cuba, estuvo relacionada con Galicia.

El primero, especialmente la composición que da título al libro, Orillas del Sar, trata y recuerda la Galicia de Rosalía, de una infancia pasada, otrora, a través de los últimos tiempos de su vida. Y en la segunda obra están impresas las ocho primeras composiciones líricas, todas de carácter melancólico, escritas por Gertrudis en territorio gallego. Ambas bajo un denominador común: en circunstancias “trágicas” y la nostalgia como inspiración.

En las orillas del Sar, fue el más incomprendido de todos los libros de Rosalía de Castro por diversas razones. En la obra, la autora manifiesta un tono trágico que se ajusta a las duras circunstancias que rodearon los últimos años de su vida que también son, de alguna manera, los de su infancia. Escrito en castellano, el libro ahonda en el lirismo subjetivo propio de Follas Novas y al mismo tiempo se consolidan las formas métricas que en aquella ya apuntaban, se ha dicho. Orillas del Sar fue calificado en su momento como precursor y a la vez obviado por la crítica especializada. Hoy día, no obstante, existen diferentes estudiosos que lo consideran como la principal creación poética de todo el siglo XIX. Pese a todos los grandes valores que la obra posee, en La divina Tula no podemos estar de acuerdo con esta última afirmación, ya que nos parece excedida y hasta sectaria. Al respecto podríamos recordar la clasificación hecha por Marcelino Menéndez y Pelayo en Las cien mejores poesías de la lengua castellana, en la que la única mujer es Gertrudis Gómez de Avellaneda con su Amor y Orgullo, obra maestra de la poesía castellana.

Pero nuestro escrito va dirigido a homenajear a las dos poetisas y bajo ningún concepto pretendemos realizar comparaciones porque no caben, ni en el día de las letras gallegas, ni en la obra de ambas. Amamos tanto a Rosalía como a Tula Avellaneda, dos pilares fundamentales de la lírica universal.

Gertrudis (Tula) Gómez de Avellaneda y Rosalía de Castro son dos poetisas completamente diferentes que vivieron dos etapas que no pueden compararse. Rosalía empezó a componer cuando el movimiento romántico, al que pertenece Gertrudis, ya había perdido peso entre la intelectualidad española y empezaba el Realismo. Según la autorizada opinión de Marina Mayoral, escritora de delicada pluma y majestuoso verbo, “Rosalía fue una poeta social, portavoz de una tierra dolorida, fue la cantora de los emigrantes de las «viudas de vivos y de muertos», la poeta del pueblo gallego”. Por su parte, Gertrudis fue algo más intimista y a la vez más universal (en la mayoría de sus creaciones), podría decirse. Su poesía analiza, en gran medida, los estados emocionales derivados de su experiencia amorosa y también mística, religiosa. La Avellaneda fue igualmente precursora absoluta del feminismo en España y una de las más grandes poetisas de la lengua castellana de todos los tiempos según la autorizada consideración de, repetimos, Marcelino Menéndez y Pelayo, opinión compartida por Juan Valera, José Zorrilla, Juan Nicasio Gallego y José Manuel Quintana.

Tula, además de innovadora poetisa, novelista, dramaturga y hasta periodista, estuvo muy ligada a la comunidad gallega por diversas razones. Vivió en La Coruña entre 1836 y 1838. Y en la ciudad herculina escribió sus primeras ocho composiciones líricas (A la poesía, Las contradicciones o Imitación de Petrarca, A mi Jilguero, A una Violeta, La Serenata, A las Estrellas, A una Mariposa y finalmente, Al Mar). También en La Coruña experimentó su segunda historia de amor y conoció al que años más tarde se convertiría en uno de sus controvertidos y grandes amantes, el gallego Antonio Romero Ortiz (figura igualmente olvidada por algunos críticos contemporáneos), cuya correspondencia estamos reproduciendo desde hace algún tiempo en las páginas de este blog.

Durante los quince años que llevamos del siglo XXI Gertrudis ha caído en un absurdo ostracismo por parte de algunos críticos contemporáneos (casi todos gallegos), algo que no llegamos a comprender porque nos parece totalmente absurdo. No ocurre lo mismo en otras regiones de España como, Andalucía, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia y Madrid..., donde la Avellaneda genera titulares y algunas calles, parques y avenidas llevan su inmortal nombre.

Relacionado con el tema lingüístico, muy propio del día de las letras gallegas que hoy nos ocupa (aunque letras es literatura y algo más que idioma), nos gustaría recordar la opinión emitida por una joven Tula en 1837 (Justo el mismo en que nació Rosalía) acerca del que entonces llamaban dialecto gallego, idioma que era desconocido para ella. Fue en una carta privada mientras contaba a su prima las impresiones de todo lo que ocurría a su alrededor y en medio de gran hostilidad contra su persona.
       
Las gallegas coruñesas no son, generalmente, muy hermosas; sin embargo, no son tampoco feas, y visten con lujo y elegancia. En ellas, lo que me desagrada es el acento, que aun al cabo de cerca de dos años que las oía hablar, no podía sufrir mí oído aquella detonación áspera y dura. Este acento gallego, hablando castellano, me desagradaría siempre, a pesar de que gusto del dialecto del país, que en la gente del pueblo bajo es dulce y gracioso.

La totalidad del texto, incluido el análisis completo acerca de la lengua y costumbres gallegas puede consultarse en Cuadernillos de viaje y La dama de gran tono, obra que editamos el año pasado en homenaje por el bicentenario del nacimiento de la autora y que puede encontrarse en las más prestigiosas bibliotecas de toda España.

Para concluir este homenaje transcribimos dos poemas, el primero Las Contradicciones o Imitación de Petrarca, soneto autoría de la Avellaneda, inspirado en otro del famoso lírico y humanista italiano Francesco Petrarca. Fue en diciembre de 1836, justo cuando la poetisa sufría el terrible acoso de sus familiares en la entonces conservadora ciudad de La Coruña. El soneto, considerado como uno de los mejores y más desgarradores de su obra primaria, apareció publicado en Poesías de 1841, y es la tercera composición de las que constituían la colección, prologada magistralmente por Juan Nicasio Gallego. El segundo es una composición de Rosalía de Castro aparecido en su última obra En las orillas del Sar de la que ya nos hemos ocupado someramente. El poema Orillas del Sar fue escrito en lengua castellana y quizás por ello la incomprensión, absurda y hasta desatinada, por parte de algunos críticos, cuando según nuestro parecer, las dos lenguas (castellano y gallego) conviven, se complementan y enriquecen entre sí. No olvidemos que en Latinoamérica y en otras regiones de España, el castellano ha sido enriquecido con auténticos léxicos de la lengua gallega.


Manuel Lorenzo Abdala.






LAS CONTRADICCIONES
(Imitación de Petrarca)

Gertrudis Gómez de Avellaneda

No encuentro paz ni me conceden guerra;
De fuego devorado siento frío;
Abrazo el mundo y quédome vacio;
Me lanzo al cielo y préndeme la tierra.

Ni libre soy ni la prisión me encierra;
Veo sin luz; sin voz hablar ansío;
Temo sin esperar; sin placer rio;
Nada me da valor, nada me aterra.

Busco el peligro cuando auxilio imploro;
Al sentirme morir me encuentro fuerte;
Valiente pienso ser y débil lloro.

Cúmplese así mi extraordinaria suerte,
Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Que no quiere mi vida, ni mi muerte.
 
ORILLAS DEL SAR


Rosalía de Castro

A través del follaje perenne
Que oír deja rumores extraños,
Y entre un mar de ondulante verdura,
Amorosa mansión de los pájaros,
Desde mis ventanas veo
El templo que quise tanto.

El templo que tanto quise...
Pues no sé decir ya si le quiero,
Que en el rudo vaivén que sin tregua
Se agitan mis pensamientos,
Dudo si el rencor adusto
Vive unido al amor en mi pecho.


 

2 comentarios:

  1. Excelente análisis y recordatorio. Muy acertado el final "No olvidemos que en Latinoamérica y en otras regiones de España, el castellano ha sido enriquecido con auténticos léxicos de la lengua gallega." (Saya en lugar de falda, chícharo en lugar de guisantes, y un largo etcétera...)

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  2. Impecable siempre tu homenaje y análisis a la vida y figura de dos grandes Poetas. Nos deleitas siempre con tus acertados estudios Manuel Lorenzo Abdala y enriqueces el conocimiento que debería hacerse reflejo de la Literartura Gallega y Castellana. Felicidades.

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