El nacimiento de una agente
La Avellaneda, el gobierno, la Casa Real y un
periódico "navideño"
En el post
anterior nos quedaron pendientes algunos sucesos de capital importancia acaecidos
antes y posterior al fallecimiento de la pequeña María Brenilde. Hoy trataremos
sobre los mismos para analizar después, con conocimiento de causa, el tema que
vinculó a la escritora como posible agente del gobierno y la Casa Real.
Comenzaremos
recordando que durante los años 1843 y 1844 la Avellaneda, además de los éxitos
teatrales y fama internacional alcanzados, fue premiada durante los actos
oficiales por la mayoría de edad de Isabel II al componer una histórica obra en
la que enaltecía los valores de la joven reina (1). Ese fue el primer
vínculo con la Casa Real, el punto de partida.
En agosto
de 1844, por las especiales circunstancias que vive la poetisa (está
embarazada), piensa en retirarse y compone Adiós
a la lira, un bello canto de despedida, considerado como una de sus mejores
composiciones líricas. Pero pasado un tiempo, al enterarse del concurso poético
propuesto por Vicente Bertrán de Lis y animada por todos sus amigos, recupera
el aliento y compone las famosas odas que posteriormente fueron premiadas.
Aquel controvertido
certamen público del que tanto se habló durante el verano de 1845, le valió a la
escritora, entre otras cosas, para hacerse meses más tarde con la dirección de La Gaceta de las mujeres, publicación
que comenzó llamándose El defensor del
bello sexo y que a partir del 1 de noviembre se llamaría Álbum de las damas. Este último cambio
de nombre pudo estar relacionado con una rara polémica surgida entre ella y su
amigo Nicomedes Pastor Díaz que era Secretario del Banco de Isabel II.
El desafortunado
mal entendido fue posteriormente aclarado gracias a la intermediación del
escritor y diputado en las Cortes Valencianas D. Pedro Sabater, idólatra de la
poetisa en grado muy superior y el que se convertiría en su primer marido poco
tiempo después. El diputado valenciano era a su vez íntimo amigo de Ramón María
de Narváez, a través del cual obtuvo en 1846 el codiciado cargo de Jefe
Político de Madrid.
El clamor público en su
edición del 30 de octubre de 1845, publicó una curiosa carta escrita por la
Avellaneda aclarando los pormenores de la polémica antes mencionada. Dicha
polémica fue iniciada en la redacción del periódico El globo (enemigo de la poetisa y del gobierno), encargado de sacar
a la luz el escándalo (supuesta negativa de Nicomedes Pastor Díaz como
colaborador en las publicaciones de la escritora). En realidad el objetivo de
ambos periódicos era el de hacer daño, en otro sentido: el político.
La
poetisa, sin proponérselo directamente, se comprometía cada vez más, con la
clase política que gobernaba y con la Casa Real. Y es sobradamente conocido que,
a través de los tiempos, el poder (el gubernamental y el factico), ha utilizado
a los intelectuales para hacer valer sus doctrinas.
El siete
veces Presidente del Consejo de Ministros de España D. Ramón María de Narváez
fue protector y amigo íntimo de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Sin dudas facilitó
a la poetisa el camino para su rápido ascenso y muchas relaciones. A cambio
pudo utilizar la fuerza y el poder intelectual de ella, para hacer valer sus
doctrinas, las del gobierno. Pero de ninguna manera utilizó unas supuestas
relaciones sentimentales, sugeridas por algunos historiadores, porque jamás fueron
amantes ni mucho menos.
El blog La divina Tula ha analizado varios documentos
y cartas escritas por Narváez a la Avellaneda (y de ella hacía él), y en ningún
caso se hace notar acercamiento amoroso alguno. Por lo que al no existir, de
momento, documento que pruebe dicha teoría, desestimamos la posible relación
sentimental que pudiera haber existido entre el general y la escritora. No
olvidemos que Narváez le llevaba quince años a la Avellaneda, y es bien
conocido que la poetisa “prefería pollos a gallos”, o sea: sentía predilección sentimental,
únicamente, por los hombres mucho más jóvenes que ella.
El reino
de España, a pesar de la estabilidad política lograda con el gobierno de Narváez,
tenía un capítulo pendiente por resolver: se trataba a nivel europeo el controvertido
matrimonio de la joven Isabel II.
Entre los candidatos
propuestos para el conveniente enlace, figuraba el jovencísimo conde de Trápani,
hermano menor de Francisco II, rey de Nápoles, y tío de la reina casadera, pues
era hermano de María Cristina, la reina madre. Esta candidatura, propuesta inicialmente
por D. Juan Donoso Cortés (2), era la defendida por Narváez y un
amplio sector del gobierno.
El posible
enlace entre Isabel II y el conde de Trápani lo creían muy beneficioso las grandes
potencias europeas como: Inglaterra, Francia y hasta el mismísimo reino de Las
Dos Sicilias que tardíamente reconoció la ascensión al trono de Isabel II. En
contra estaban Austria (imperio que no tenía mucho peso frente las potencias
antes mencionadas) y una fracción española que pensaba había demasiados
borbones en el poder y que creían al conde napolitano bajo las garras de los
jesuitas, orden religiosa expulsada de España diez años antes.
En el post anterior habíamos dicho que, gracias
al certamen público del Sr. D. Bertrán de Lis, la Avellaneda fue invitada a los
Reales sitios (El Escorial y La Granja). Hoy queremos añadir que en el primero
de aquellos palacios compuso una famosa obra a petición de S.A.R. D. Francisco
de Paula titulada, Al Escorial y que,
según palabras suyas en carta a Ignacio de Cepeda, “Arrebató a Madrid”. Después,
durante su paso por La Granja compuso un soneto dedicado a Bernardino Fernández
de Velasco y Benavides, duque de Frías (3) (recién vuelto a la
actividad política), respondiendo a otro que él le había dedicado. Y por si
esto fuera poco, la poetisa compuso una oda dedicada a S.M. la Reina,
homenajeándola por su quince cumpleaños. El general Narváez (elevado en
aquellos días a la dignidad de duque de Valencia y grande de España por la
propia reina) fue el que hizo la petición a la escritora. Esta composición fue publicada
por El Heraldo el 19 de noviembre.
Demasiadas
vinculaciones con la Casa Real en tan poco tiempo han hecho pensar a algunos
investigadores actuales que el artículo “Sobre la capacidad de las mujeres en
el gobierno” aparecido en La ilustración:
Álbum de las damas donde la Avellaneda defiende la capacidad femenina para
gobernar pueblos y administrar los intereses públicos, fuera encaminado
únicamente a potenciar la estabilidad que España quería brindar a Europa con
Isabel II en el trono. Es cierto que la escritora apoyaba al gobierno de la
joven reina. Pero nosotros creemos que iba mucho más allá. Gertrudis Gómez de
Avellaneda estaba convencida del menospreciado potencial femenino por parte de
algunos hombres, y lo que hizo fue demostrar lo contrario en su artículo,
aunque el asunto tratado le costase algo caro, históricamente hablando.
Todo
parece indicar que Narváez, oído el parecer y puesto de acuerdo con el
experimentado duque de Frías y con el propio Juan Donoso Cortés (artífice de la
candidatura Trapani para el enlace con Isabel II), eligieran a la Avellaneda como
la intermediaria ideal para gestionar un periódico que defendiera la candidatura
del conde napolitano. La joven y premiada escritora, además del talento y la
impresionante belleza, poseía la capacidad necesaria para tratar y resolver
asuntos tan complejos como los que le competían al Estado. Y el gobierno debía
resolver un asunto muy urgente: poner en circulación inmediata un periódico que
fuera capaz de competir con otro que, además de haber ofendido al general,
desestimaba la candidatura Trapani para el enlace con la Isabel II.
La
Avellaneda, al ser preguntada al respecto durante una amistosa reunión, propuso
al editor dandy del momento, D.
Benito Hortelano (4) que, a pesar de ser enemigo acérrimo de Narváez,
sería el único capaz de resolver tal asunto en escasas horas. Narváez no dudó
un instante en aceptar la sugerencia y designó a la mismísima Avellaneda como
mediadora directa en el asunto.
Y así fue
como nació el agente Gertrudis Gómez de Avellaneda. Mediación que ha llegado a
sorprender, curiosamente, a algunos historiadores contemporáneos cuando los acontecimientos
eran harto conocidos desde principios del siglo XX. El propio Benito Hortelano los
narró en sus Memorias (5) y lo corroboró de alguna manera (al
menos su participación en los hechos) el historiador Antonio Pirala (6).
Además el tema fue publicado en 1957 por la revista Blanco y Negro (7)
y también apareció en otro artículo de una revista de la Diputación Provincial madrileña
(8).
Todo
comenzó en medio de la Nochebuena del 24 de diciembre de 1845. Serían pasadas las
diez cuando se apareció la Avellaneda en casa de Benito Hortelano acompañada
del entonces jovencísimo Antonio Pirala.
Menuda
sorpresa se llevó el famoso Sr. Hortelano al ver en medio de semejante celebración
a la mismísima Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Continuará…
Manuel Lorenzo Abdala
Avance:
En el siguiente post narraremos y analizaremos los
acontecimientos tal y cómo sucedieron entonces, según nos han hecho saber los protagonistas
en sus escritos.
Citas:
(2)
Juan Donoso Cortés (Badajoz, 1809
- París, 1853) Filósofo, literato, político y diplomático español. Se dio a
conocer políticamente en 1832 con Memoria
actual de la monarquía, en la cual propugnaba un institucionalismo moderado
al estilo de la Carta Otorgada francesa, y que por su oportunidad le llevó al
Ministerio de Gracia y Justicia.
Más ligado a la corona que al
liberalismo, se opuso a las ideas progresistas, en especial después del motín
de La Granja y de la promulgación de la Constitución de 1837. Parlamentario
moderado del grupo de Narváez, los intentos revolucionarios de 1848 provocaron
su renuncia pública al liberalismo.
Después de su primera estancia en
Francia, en contacto con el ultramontanismo de Bonald y De Maistre, escribió Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo
y el socialismo (1851), en el que expone que la secularización de la
sociedad y el liberalismo son obra del orgullo humano; el castigo de este
pecado es la revolución, evitable mediante la sumisión al cristianismo y a la
Iglesia católica.
(3)
Bernardino Fernández de Velasco y Benavides (Madrid,
1783-1851), Fue un noble (XIV Duque de
Frías, IX Duque de Uceda, XIV duque de Escalona, XVI conde de Oropesa, XIV
marqués de Villena, XI Conde de Peñaranda y XII Marqués de Frechilla y
Villarramiel), político, militar, diplomático y escritor español.
En 1823, con
la restauración del absolutismo, se exilió en Montpellier hasta que en 1828
regresó nuevamente a España. En 1838 fue elegido senador por León y ese mismo
año Presidente del Consejo de Ministros de España.
Después de un
período de inactividad, en 1845 regresó a la actividad política como senador
vitalicio, si bien dedicó su mayor tiempo a la literatura.
(4)
Benito Hortelano Balvo (Chinchón, 3 de abril de 1819 - Buenos Aires, 13 de marzo de 1871), periodista, editor y escritor español. Hijo de agricultores.
Trabajó en el campo hasta los diecisiete años, momento en que se traslada a
Madrid, pasando de ser un jornalero de Chinchón a convertirse en un típico dandy decimonónico. En Madrid se dedicó
al periodismo, implicándose políticamente en el Partido Liberal, apoyando al general Baldomero Espartero y luchando
contra el general Narváez.
Colaboró con el filósofo y teólogo Jaime Balmes en la publicación de varios de sus
libros, y cuenta en sus Memorias que conoció a la poetisa cubana Gertrudis
Gómez de Avellaneda. Participó en la revolución de Madrid del 7 de mayo de 1848 y,
por motivos políticos y económicos, tuvo que exiliarse, primero a Francia y
después a Buenos Aires, ciudad donde alcanzó cierta notoriedad en el campo del
periodismo y la edición. Fue uno de los fundadores de la "Sociedad Tipográfica Bonaerense"
Publicó en Buenos Aires la Revista España y un Tratado de
Tipografía y en el año 1860 escribió sus Memorias que publicó la Editorial
Espasa Calpe en el año 1936. En estas memorias dejó sus recuerdos de niñez en
su Chinchón natal y un resumen de su ajetreada vida que da cabida a excelentes
noticias sobre las publicaciones de su tiempo.
(5)Hortelano,
Benito. Memorias de Benito Hortelano.
Editorial Espasa-Calpe. Madrid 1936.
(6)Antonio Pirala
Criado (Madrid, 27 de marzo de 1824 - Madrid, 22 de junio de 1903),
historiador y político español, conocido por sus obras sobre la historia de las
Guerras Carlistas. Fue jefe superior de administración civil e individuo de
número de la Real Academia de la Historia. Dirigió en Madrid El Profesorado (1857) y colaboró en el
Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, Flor de la Infancia (1868), La
Ilustración Española y Americana, La España Moderna, Gente Vieja (1902) y
otros periódicos y revistas. Liberal progresista, fue individuo de honor y
mérito de la Academia de Profesores de Primera Enseñanza de Madrid. Colaboró en
la Enciclopedia moderna de Francisco de Paula Mellado.
En Anales de la guerra
civil (1853) esboza su futura obra sobre las guerras carlistas y analiza
las dos primeras. Historia de la guerra y
de los partidos liberal y carlista aumentada con la regencia de Espartero
(1868). En 1875 se editaría la continuación, Historia contemporánea: Anales desde 1843 hasta la conclusión de la
actual guerra civil. Años más tarde la prolongó hasta el fallecimiento de
Alfonso XII.
Antonio Pirala almacenó datos y documentos de todas las
procedencias, ya que sostuvo una gran amistad con los principales protagonistas
de las guerras carlistas y estos le cedieron sus documentos personales. Es
citado y considerado como fuente indispensable para el conocimiento profundo de
esa época.
(7)Bordes M.
Hortelano, Alicia. Blanco y Negro
(Suplemento del ABC) 26 de octubre de 1957. P 109-110
(8)Bordes M.
Hortelano, Alicia. Hombres ilustres de la
provincia de Madrid. Revista Cisneros. Diputación Provincial de Madrid, 1954. Página 46.
Bibliografía consultada (solo parte de ella):
Semanario
pintoresco español, Revista literaria El español, La posdata, El eco de las
provincias, La esperanza, El heraldo, El eco del comercio, El espectador, El
fandango, El Universal (Hemeroteca, BNE)
Hortelano, Benito.
Memorias de Benito Hortelano. Editorial Espasa-Calpe. Madrid 1936.
Donoso cortés, Juan., Obras
Completas, tomo 2º, Madrid, 1946.
Simón Palmer,
María del Carmen. Gertrudis Gómez de
Avellaneda, agente político. Studi Ispanici.
Instituti Editoriali e Poligrafici Internacionali. Pisa, Roma 2005. PP 341-348
Cabello Díaz, María Encarnación. El conde de Trápani, breves datos biográficos.
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