TERCER
CUADERNILLO
Portugal
Principiado
en Sevilla, el 29 de noviembre de 1838.
A la
señorita doña Eloísa de Arteaga, su amiga Gertrudis
Gómez de Avellaneda.
LISBOA
[Post dedicado a Tenchy Domínguez Tolón]
[Post dedicado a Tenchy Domínguez Tolón]
A las diez de
la mañana del 7 de abril de este año llegamos a Lisboa, con un bellísimo
tiempo, y estuvimos en aquella ciudad todo el día 7 y 8, embarcándonos otra vez
en el Londonderry,
el 9, a las dos
de la tarde, para continuar nuestro viaje a Cádiz.
Poco se puede
decir, amable prima, de una tan gran ciudad cuando se ha estado en ella el
cortísimo tiempo de cuarenta y tantas horas, y como, además, no conservo
apuntaciones ningunas de ella, temo que, no solamente lo que te diga ahora sea
únicamente lo mismo que ya verías en mi carta a mamá, que ella remitió al primo
Gaspar, sino que también temo que la relación actual, formada con el auxilio
único de la memoria, sea aún más inexacta y confusa que la otra. Sin embargo,
por no dejar en estas apuntaciones un vacío, y satisfacerte en cuanto pueda,
diré algo sobre esta bella capital de Portugal.
Vista panorámica de Lisboa oriental desde el Jardín de S. Pedro de Alcántara. S. XIX |
La tarde del
día de nuestro desembarco paseamos algunas de las mejores calles de Lisboa y
vimos la hermosa plaza del Rocío, la del Rey Don José y muchos bellos palacios
sobre el Tajo, por manera que desde sus ventanas pueden verse los buques que
entran y salen. ¡Y cuántos no son éstos!... Bordeaux mismo no ofreció a mis
miradas una bahía tan adornada de masteleros y pabellones de todas las
naciones. El puerto de Lisboa es ciertamente hermoso y tiene casi cinco leguas
de ancho.
Amplia actividad comercial en el puerto de Lisboa. S. XIX |
Llamaron
particularmente mi atención las calles conocidas por los nombres de Rúa de Oro
y Rúa de Plata, en las cuales están las innumerables joyerías, relojerías y platerías
de la ciudad, y que parecen verdaderamente ascuas de oro. Las casas son muy
altas, con muchas ventanas y pocos o ningunos balcones, lo que me pareció
darles un aspecto triste.
Nos retiramos
ya bastante tarde al Hotel de la Carolina, posada francesa en que estábamos, y
al otro día, por la mañana, fuimos a ver el Jardín Botánico, que, siendo el
primero de esta clase que yo he visto, me agradó muchísimo. En las magníficas
estufas que tiene vi con placer muchas plantas de nuestro suelo tropical, y las
saludé con el mismo júbilo con que veo a un compatriota, si bien se me acordó
al momento estos versos de nuestro Heredia:
«No me
condenéis a que aquí gima,
como en
huerta de escarchas abrasada,
se
marchita entre vidrios encerrada
la estéril
planta de distinto clima.» (1)
Lago do repuxo na Passeio Público de Rossio. Litografia 1ª metade do séc. XIX. B.N. Lisboa |
En la misma
mañana fuimos por mar a visitar el famoso palacio de la Ayuda, suntuoso
edificio aún no concluido y lo más grandioso de este género que yo había visto
hasta entonces.
Por la tarde vi
el hermosísimo paseo de San Pedro de Alcántara, con primorosos jardines, y el
llamado Paseo Público, que es también muy bello.
La mañana del
9, hasta la hora del embarque, la empleamos en ver el famoso acueducto y la
capilla de San Juan Bautista, que se halla en la iglesia de San Roque. Es
preciosa esta capilla, y visitada con curiosidad por todos los extranjeros que
van a Lisboa.
Capilla de San Juan Bautista en el interior de la iglesia de San Roque. Foto actual |
Toda ella
adornada con primorosos mosaicos, y un magnífico altar, cuyas columnas, meseta y
demás, todo es de piedra, de las más estimadas y raras, de oro y de
resplandeciente plata, que deslumbra a la claridad del día. Hay en ella tres
bellísimos cuadros, de Miguel Ángel, Rafael y Guido Reni, que representan, si
mal no me acuerdo, la Anunciación, el Pentecostés y el Bautismo. Recuerdo aún
con admiración dos candeleros de plata dorada, de extraordinaria altura y
trabajo muy curioso. Me aseguraron que esta capilla, que hizo traer de Roma el
Rey Don Juan V, había costado ocho millones de cruzados novos, que equivalen,
según creo, a veinticuatro millones de francos, que, según calculo (tú sabes
que no soy gran aritmética), deben ser cinco o muy cerca de cinco millones de duros,
que por Cuba llamamos pesos.
Hubo que dejar a Lisboa, y el 9, si
no me equivoco, a las dos de la tarde ya estábamos otra vez bajo el imperio de Neptuno.
(1) Versos de «Placeres de la melancolía», cuyo texto
original es éste:
iOh! no me condenéis a que aquí
gima.
Como en
huerta de escarchas abrasada.
Se marchita entre vidrios
encerrada
La planta estéril de distinto
clima.
Nota de la redacción:
Todo lo reproducido en este post
-salvo acotaciones y notas-, se ha tomado del original, ortografía y puntuación
incluidos: Gertrudis Gómez de Avellaneda:
Biografía, bibliografía e iconografía, incluyendo muchas cartas, inéditas o
publicadas, escritas por la gran poetisa o dirigidas a ella y sus memorias (páginas
271-273) Domingo Figarola Caneda,
notas ordenadas o publicadas por Emilia Boxhorn, SGLE, Madrid 1929
Fascinante!!
ResponderEliminarMe sumo al calificativo ¡fascinante relato! Del puerto se pueden sentir los aires del Tajo, esa ría que en su desembocadura mezcla a Lisboa con el Atlántico! Es delicioso seguir estas memorias y he disfrutado cual Avellaneda su visita al Jardín Botánico. Gracias Manuel Lorenzo, haces un trabajo magnífico. Por cierto, insisto en la importancia de las ilustraciones con las que das rostro a estas Memorias: hago click sobre una de ellas y ya puedo verlas todas, una a continuación de otras, cual el relato visual que estas constituyen: otras historias.
ResponderEliminarCon lo que me gustó Lisboa! Gracias.
ResponderEliminarMe ha llamado también la atención el dato final de la equivalencia entre el duro español y el peso cubano.
De ahí que en Cuba a la moneda de 20 centavos de peso la llamarámos "peseta", pues un duro eran 5 pesetas.
Gracias por esta labor maravillosa.
Abrazos!
Muy rápida y observadora Ileanita Medina.
EliminarNo tengo palabras, este Post en particular y las imágenes que seleccionaste, me conmovieron. Reconozco perfectamente todos los espacios! Manu querido, sueño con ese viaje que habremos de hacer juntos a mi amada Lisboa.
ResponderEliminarGracias, querida. El viaje cuando quieras! Estoy a tu entera disposición...
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