Vista general del paseo de Los Cantones en La Coruña a mediados del siglo XIX. |
SEGUNDO
CUADERNILLO
Galicia
La Coruña (1ª parte)
Principiado en
Sevilla, el 12 de noviembre de 1838.
Voy a hablarte
de una ciudad a la que llegué sin placer y dejé sin pesar, y a la que, no
obstante, me sería imposible volver a ver sin profundas emociones: He
permanecido en ella veinte meses, y si hubiese de escribir la historia de mi
vida, las páginas que llenasen estos meses serían de las más queridas y de las
más dolorosas para mi corazón. Tú sabes, ¡oh, Eloísa!, cuántos recuerdos caros
al par de tristes despierta en mi memoria el solo nombre de La Coruña. Sin
embargo, al entrar en ella no tuve ningún presentimiento de la felicidad y el
dolor que debía experimentar antes de dejarla ¡Quizá no existen ya algunas de
las personas que allí conocí!... La guerra, como un monstruo insaciable, devora
cada día gran número de víctimas... Algunos infelices habrán ya sucumbido de
los que aún no hace muchos meses vivían tranquilos en La Coruña... ¡El tiempo
vuela, amiga mía, y en su rápido curso cuántas esperanzas desvanece!, ¡cuántos
proyectos desbarata!, y deja, ¡ah, sólo un triste recuerdo!... ¡Que no
estuviera yo ahora sentada en la puerta de tu casa, amada prima, en una de
aquellas noches hermoseadas con la luna apacible de nuestra cara Patria; a tu
lado, en una pequeña y escogida reunión de amigos, rodeadas de tus amables
hermanas y mirando a nuestras dos madres gozar con entusiasmo maternal de
nuestros juegos o conversaciones, y refiriéndose, con aquella confianza de una
amistad de cuarenta años, sus pequeños negocios domésticos!...
Retrato de G.G. de Avellaneda en 1836. |
Todo, todo se
pasó... Todo se ha mudado. Yo salí llena de ilusiones a ver mundo... ya he
visto bastante, pues he perdido todas mis ilusiones. En aquellos tiempos en que
nada había visto fuera de mi país natal, yo creaba otros mundos en mi
imaginación; ahora no tengo más que uno... está delante de mí, lo veo con todos
sus prestigios, con todas sus brillantes miserias... y, sin embargo, el vacío
del corazón está todavía... no le llenan ahora ni aun las ilusiones... ¡Siempre
este vacío, siempre! Dime tú, cuya alma tierna y ardiente ha sabido mil veces comprender
la mía; di, Eloísa, ¿crees que hubiera podido llenar este vacío si aquel sueño
fugaz de ventura se hubiera realizado?... Tú sabes de qué hablo. Pero, ¡ah!,
¿qué me importa tu respuesta? No se ha realizado, ni se realizará; he dejado esa
Coruña, cuyo sólo nombre ha sido el origen de que me distraiga al escribirte de
mi principal objeto; he dejado La Coruña y otros también la han dejado... En
ella quedaron sepultadas mis últimas ilusiones, en ella mi deseo de ver, mi
ambición de gozar... ¡Todo pasó! El mundo es uno mismo en todas partes; en
todas partes se ama y se padece, se llora y se ríe; en todas partes hay algunos
placeres y muchos trabajos y dolores, y hay, dondequiera, algunos corazones
sensibles (éstos son infelices), algunos egoístas (éstos son más dichosos) y
muchos hombres que no tienen corazón... viven, vegetan, sin goces, sin pesares,
que viven porque no saben morir y mueren sin saber lo que es vivir. Este es el
mundo, según lo ves en los momentos en que, como ahora, me domina no sé qué
genio de desilusión, y entonces suelo exclamar con Heredia:
¿Quién ha
helado
el
entusiasmo espléndido y sublime
que a
admirar y gozar me arrebataba?
Retrato de G.G. de Avellaneda, propiedad del duque de T'Serclaes |
Sin embargo, ¡es
cosa cruel sentirse con un corazón cansado y frío bajo este sol de fuego!... Yo
digo alguna vez como Corina: «¡Desgraciados
aquellos cuyas penas no se alivian bajo tan bello cielo!»... Sí, yo pido al
sol de Andalucía uno de sus rayos, Eloísa mía, para que, disipando las nubes de
mi alma, pueda yo hablarte con algún arreglo de esa Coruña, causa de todas
estas digresiones. El me ha oído, sin duda... Helo aquí, tan hermoso, tan brillante
como en un día de mayo. ¡Oh, yo te bendigo, sol de Andalucía!... ¡Tus rayos,
aun en la estación fúnebre del invierno, caen fúlgidos y cariñosos sobre esta
tierra de vida!... No, Eloísa; el mundo no es lo mismo en todas partes... es el
hombre, el hombre sí es en todas partes lo mismo: ¡siempre loco, siempre
desdichado! Ya conocerás que tengo hoy un espíritu muy romántico y, al mismo
tiempo, muy filosófico. Perdóname; para impedir a mi imaginación tomar demasiado
vuelo, voy a encerrarla en el estrecho círculo de La Coruña.
Continuará…
Nota de la redacción:
·
El Retrato en miniatura de G.G. de Avellaneda, firmado por de Moral, era propiedad
en 1929 del duque de T'Serclaes, Juan Francisco
Pérez de Guzmán y Boza (1878-1934). La miniatura fue heredada de su padre
José María Pérez de Guzmán y Liaño (1798–1878), primer duque de T'Serclaes, y quinto
príncipe de T'Serclaes de Tilly, en Flandes.
·
Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tula, arribó
al puerto de La Coruña a bordo de un vapor alemán cuyo nombre se desconoce.
Venía acompañada por su madre, su padrastro, sus hermanos Manuel, Felipe,
Emilio y la pequeña Pepita. La llegada tuvo lugar entre los días 25 y 29 de
junio de 1836 (tiempo normal de la travesía en aquella época entre Burdeos y La
Coruña). Vivió en la ciudad durante casi dos años, abandonándola, dirección Santiago de Compostela, el 23 de marzo
de 1838, curiosamente el mismo día de su veinticuatro cumpleaños.
·
Todo lo reproducido en este post, se
ha tomado del original, ortografía y puntuación incluidos: Gertrudis Gómez de Avellaneda: Biografía, bibliografía e
iconografía, incluyendo muchas cartas, inéditas o publicadas, escritas por la
gran poetisa o dirigidas a ella y sus memorias (páginas 259-261) Domingo
Figarola Caneda, notas ordenadas o publicadas por Emilia Boxhorn, SGLE, Madrid
1929.
·
Existe una carta, supuestamente
escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda a doña Emilia Pardo Bazán, en donde
ella misma explica las circunstancias adversas de esta parte de su vida.
La misiva fue confeccionada teniendo en cuenta las memorias de 1838, la
autobiografía de 1839, así como diversos documentos y epístolas encontrados posteriormente
que esclarecen, con lujo de detalles, todo lo acontecido durante aquel nostálgico
periodo existencial de la escritora. Se trata de un documento de ficción basado
en hechos reales comprobables. El escrito -en su momento fue una conferencia- es el resultado de una ardua labor de
investigación previa para una futura serie de televisión sobre la vida y obra
de la escritora, cuyos guiones ya están listos para su realización (Si usted está interesado en dicho documento,
puede solicitárnoslo a través del mail ladivinatula@gmail.com)
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