agosto 01, 2012

MEMORIAS DE 1838 (IV parte)

Vista general del paseo de Los Cantones en La Coruña a mediados del siglo XIX.

SEGUNDO CUADERNILLO
Galicia
La Coruña (1ª parte)


Principiado en Sevilla, el 12 de noviembre de 1838.

Voy a hablarte de una ciudad a la que llegué sin placer y dejé sin pesar, y a la que, no obstante, me sería imposible volver a ver sin profundas emociones: He permanecido en ella veinte meses, y si hubiese de escribir la historia de mi vida, las páginas que llenasen estos meses serían de las más queridas y de las más dolorosas para mi corazón. Tú sabes, ¡oh, Eloísa!, cuántos recuerdos caros al par de tristes despierta en mi memoria el solo nombre de La Coruña. Sin embargo, al entrar en ella no tuve ningún presentimiento de la felicidad y el dolor que debía experimentar antes de dejarla ¡Quizá no existen ya algunas de las personas que allí conocí!... La guerra, como un monstruo insaciable, devora cada día gran número de víctimas... Algunos infelices habrán ya sucumbido de los que aún no hace muchos meses vivían tranquilos en La Coruña... ¡El tiempo vuela, amiga mía, y en su rápido curso cuántas esperanzas desvanece!, ¡cuántos proyectos desbarata!, y deja, ¡ah, sólo un triste recuerdo!... ¡Que no estuviera yo ahora sentada en la puerta de tu casa, amada prima, en una de aquellas noches hermoseadas con la luna apacible de nuestra cara Patria; a tu lado, en una pequeña y escogida reunión de amigos, rodeadas de tus amables hermanas y mirando a nuestras dos madres gozar con entusiasmo maternal de nuestros juegos o conversaciones, y refiriéndose, con aquella confianza de una amistad de cuarenta años, sus pequeños negocios domésticos!...

Retrato de G.G. de Avellaneda en 1836.


Todo, todo se pasó... Todo se ha mudado. Yo salí llena de ilusiones a ver mundo... ya he visto bastante, pues he perdido todas mis ilusiones. En aquellos tiempos en que nada había visto fuera de mi país natal, yo creaba otros mundos en mi imaginación; ahora no tengo más que uno... está delante de mí, lo veo con todos sus prestigios, con todas sus brillantes miserias... y, sin embargo, el vacío del corazón está todavía... no le llenan ahora ni aun las ilusiones... ¡Siempre este vacío, siempre! Dime tú, cuya alma tierna y ardiente ha sabido mil veces comprender la mía; di, Eloísa, ¿crees que hubiera podido llenar este vacío si aquel sueño fugaz de ventura se hubiera realizado?... Tú sabes de qué hablo. Pero, ¡ah!, ¿qué me importa tu respuesta? No se ha realizado, ni se realizará; he dejado esa Coruña, cuyo sólo nombre ha sido el origen de que me distraiga al escribirte de mi principal objeto; he dejado La Coruña y otros también la han dejado... En ella quedaron sepultadas mis últimas ilusiones, en ella mi deseo de ver, mi ambición de gozar... ¡Todo pasó! El mundo es uno mismo en todas partes; en todas partes se ama y se padece, se llora y se ríe; en todas partes hay algunos placeres y muchos trabajos y dolores, y hay, dondequiera, algunos corazones sensibles (éstos son infelices), algunos egoístas (éstos son más dichosos) y muchos hombres que no tienen corazón... viven, vegetan, sin goces, sin pesares, que viven porque no saben morir y mueren sin saber lo que es vivir. Este es el mundo, según lo ves en los momentos en que, como ahora, me domina no sé qué genio de desilusión, y entonces suelo exclamar con Heredia:

¿Quién ha helado
el entusiasmo espléndido y sublime
que a admirar y gozar me arrebataba?


Retrato de G.G. de Avellaneda, propiedad del duque de T'Serclaes

Sin embargo, ¡es cosa cruel sentirse con un corazón cansado y frío bajo este sol de fuego!... Yo digo alguna vez como Corina: «¡Desgraciados aquellos cuyas penas no se alivian bajo tan bello cielo!»... Sí, yo pido al sol de Andalucía uno de sus rayos, Eloísa mía, para que, disipando las nubes de mi alma, pueda yo hablarte con algún arreglo de esa Coruña, causa de todas estas digresiones. El me ha oído, sin duda... Helo aquí, tan hermoso, tan brillante como en un día de mayo. ¡Oh, yo te bendigo, sol de Andalucía!... ¡Tus rayos, aun en la estación fúnebre del invierno, caen fúlgidos y cariñosos sobre esta tierra de vida!... No, Eloísa; el mundo no es lo mismo en todas partes... es el hombre, el hombre sí es en todas partes lo mismo: ¡siempre loco, siempre desdichado! Ya conocerás que tengo hoy un espíritu muy romántico y, al mismo tiempo, muy filosófico. Perdóname; para impedir a mi imaginación tomar demasiado vuelo, voy a encerrarla en el estrecho círculo de La Coruña.

Continuará…


Nota de la redacción:

·          El Retrato en miniatura de G.G. de Avellaneda, firmado por de Moral, era propiedad en 1929 del duque de T'Serclaes, Juan Francisco Pérez de Guzmán y Boza (1878-1934). La miniatura fue heredada de su padre José María Pérez de Guzmán y Liaño (1798–1878), primer duque de T'Serclaes, y quinto príncipe de T'Serclaes de Tilly, en Flandes.

·          Gertrudis Gómez de Avellaneda, Tula, arribó al puerto de La Coruña a bordo de un vapor alemán cuyo nombre se desconoce. Venía acompañada por su madre, su padrastro, sus hermanos Manuel, Felipe, Emilio y la pequeña Pepita. La llegada tuvo lugar entre los días 25 y 29 de junio de 1836 (tiempo normal de la travesía en aquella época entre Burdeos y La Coruña). Vivió en la ciudad durante casi dos años, abandonándola, dirección Santiago de Compostela, el 23 de marzo de 1838, curiosamente el mismo día de su veinticuatro cumpleaños.

·          Todo lo reproducido en este post, se ha tomado del original, ortografía y puntuación incluidos: Gertrudis Gómez de Avellaneda: Biografía, bibliografía e iconografía, incluyendo muchas cartas, inéditas o publicadas, escritas por la gran poetisa o dirigidas a ella y sus memorias (páginas 259-261) Domingo Figarola Caneda, notas ordenadas o publicadas por Emilia Boxhorn, SGLE, Madrid 1929.

·          Existe una carta, supuestamente escrita por Gertrudis Gómez de Avellaneda a doña Emilia Pardo Bazán, en donde ella misma explica las circunstancias adversas de esta parte de su vida.  La misiva fue confeccionada teniendo en cuenta las memorias de 1838, la autobiografía de 1839, así como diversos documentos y epístolas encontrados posteriormente que esclarecen, con lujo de detalles, todo lo acontecido durante aquel nostálgico periodo existencial de la escritora. Se trata de un documento de ficción basado en hechos reales comprobables. El escrito -en su momento fue una conferencia-  es el resultado de una ardua labor de investigación previa para una futura serie de televisión sobre la vida y obra de la escritora, cuyos guiones ya están listos para su realización (Si usted está interesado en dicho documento, puede solicitárnoslo a través del mail ladivinatula@gmail.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario