Jura de Isabel II como reina de España. A la derecha detalle y ampliación del boceto. Las poetisas Carolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda asisten al acto.
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La Avellaneda en los actos por la mayoría de edad de Isabel II
Tula en la Jura de la Constitución
Tula en la Jura de la Constitución
Poco, muy poco conocidos son los cuadros que se conservan en los que aparece Gertrudis Gómez de Avellaneda junto a la familia real española. El primero de ellos que
reproducimos hoy (en realidad se trata de un boceto o es el resultado de varios bocetos
iniciales), se encuentra en el Museo de historia de Madrid, y corresponde a la
jura de Isabel II como reina de España, efectuada el 10 de noviembre de 1843,
tras haber sido declarada mayor de edad.
Según nos cuenta el escritor y Catedrático en Historia del Arte, Carlos Reyero, el ayuntamiento de Madrid convocó un concurso público entonces, celebrado en
1844 para perpetuar aquella ceremonia oficial en una gran pintura (Pintura que
nunca se llegó a realizar, solo quedó el borrador que hoy se exhibe en el Museo
de Historia de Madrid). La obra se atribuye al pintor madrileño José Castelaro y
Perea. En el boceto –continua Carlos
Reyero- se aprecia la cabecera del Salón de Sesiones del Senado, con un gran
dosel rojo, bajo el cual la reina Isabel II jura la constitución de 1837, en
presencia de diversas personalidades de la realeza, civiles, militares y
eclesiásticos, que asistieron a la ceremonia. Y no nos ofrece mayores detalles.
Pero nosotros sabemos gracias a las noticias de varios periódicos de la época que en aquella ceremonia
estaba presente Gertrudis Gómez de Avellaneda. Tula asistió junto a
Carolina Coronado, ambas acompañaban a Manuel José Quintana y a Juan Nicasio
Gallego. Era la primera vez que La
divina Tula asistía a un acto de tal envergadura. Pero como el cuadro no
fue terminado, no tenemos la constancia y enumeración de los personajes que en
él aparecen. Ahora, si nos fijamos bien, en la parte inferior derecha del boceto -y a pesar de estar de espaldas-, aparecen
las dos jóvenes poetisas Gertrudis Gómez de Avellaneda y Carolina Coronado,
perfectamente reconocibles. Ambas vestidas esplendorosamente para la ocasión. En la composición que presentamos, hemos ampliado a las dos jóvenes para que pueda apreciarse con mayor claridad.
Tula en la entrega de los premios florales
Según artículos publicados en 1910 y escritos por el poeta y crítico literario de la época José Augusto Escoto, a finales del año 1843, y
mientras muchos intelectuales cubanos mantenían algunas demandas con el
gobierno de la Metrópoli (obstinado éste último en negar ciertos derechos
políticos pedidos por la colonia), alcanzó Gertrudis Gómez de Avellaneda uno de
sus más grandes triunfos literarios con la declaración en Madrid de la mayoría
de edad de Doña Isabel II.
Para conmemorar aquel importante acontecimiento,
el Liceo Artístico y Literario de la capital española celebró una suntuosa
fiesta a la cual concurrió la famosa poetisa, que ya había asistido el mes
anterior a la jura de la constitución de la reina, según hemos comentado ya en los
párrafos anteriores. La divina Tula fue invitada de honor por expreso deseo de S.M
Doña Isabel II., (Se dice que S.M. acababa de leer, a escondidas de sus
confesores, Dos mujeres, la segunda
novela de la Avellaneda, por la cual sentía y había expresado cierta curiosidad
literaria). La Avellaneda, esplendida a sus veintinueve años, acudió a la cita con
una composición que leyó a la joven soberana y allí, donde solo se fue a
cantar, saltándose el protocolo, y levantando ella la voz, pidió a la muy joven
soberana los derechos que sus paisanos reclamaban entonces en la colonia. Y se
hizo el silencio. Al final de la oda, queriendo llamar mucho más la atención, y
ante el estupor y admiración de todos, se inclinó ante la reina e improvisando
sobre las estrofas finales de su oda, dijo:
Salud, ¡joven real! mientras su frente
A tu planta inocente
Esta patria del Cid gozosa inclina,
Recuerda que en los mares de Occidente,
—Enamorando al sol que la ilumina—
Tienes de tu corona
La perla más valiosa y peregrina;
Que allá, olvidada en su distante zona,
Do libre ambiente á respirar no alcanza,
Con ansia aguarda que la lleve el viento
, —De nuestro aplauso en el gozoso acento—
La que hoy nos luce espléndida esperanza.
Dicen las crónicas de la época que la reina suspiró profundamente y
agradeció con un sutil gesto de aprobación. La lluvia de aplausos no se hizo
esperar. La oda hizo furor en Madrid, y al día siguiente fue publicada por casi
todos los periódicos de la corte. Durante varias semanas posterior al magno
evento, en el café del Parnasillo, los versos fueron recitados una y otra vez por
todos los románticos de la época, Zorrilla a la cabeza de ellos, junto a Bretón de los Herreros
y Nicomedes Pastor Díaz.
De aquella comentada ceremonia es la
litografía que reprodujo el periódico El
Laberinto en enero de 1844 cuando estuvo listo el grabado que a partir del
dibujo inicial, realizara el Señor Piquer. En la litografía, que reproducimos para
la complacencia de los ávidos lectores del blog, se aprecia el justo momento en
que S.M. hace entrega a la hermosa Gertrudis Gómez de Avellaneda de su
respectivo premio floral.
Hay un tercer cuadro, el más famoso
y documentado de todos. Pero no lo vamos a tratar, al menos de momento. Será el
23 de marzo, cuando editemos un post acerca del mismo, y se cumpla, además, un nuevo
aniversario del nacimiento de la autora y de la ceremonia que evoca ese famoso cuadro.
Solo podemos adelantar que el citado acto tuvo lugar el 25 de marzo de 1855 en el Salón de Sesiones del
Senado. Se trata de La coronación de
Quintana, obra del pintor de la corte Luís López Piquer, que casualmente fue el
mismo que realizó los dibujos iniciales para el grabado cuando la mayoría de
edad de Doña Isabel II. Actualmente esa obra se encuentra expuesta por el
Museo Nacional del Prado en una de las salas del Senado.
Manuel Lorenzo Abdala
Bibliografía:
·
Escoto, José Augusto. Gertrudis Gómez de Avellaneda: Cartas
inéditas y documentos relativos a su vida en Cuba de 1859 a 1864. Colección
Ilustrada, La Pluma de oro, 1911
·
Reyero Hermosilla, Carlos. Pintar a Isabel II: en busca de
una imagen para la reina. P 241.
·
Pérez Garzón, Juan Sisinio. Isabel II: Los espejos de la reina.
Marcial Pons Historia 2004 – 351 páginas.
·
Madrid, Museo Municipal. Isabel II jurando la Constitución
(Boceto). José Castelaro y Perea.
·
López Piquer, Luís. La coronación de Quintana, óleo
sobre lienzo 420 X 561 cm, obra depositada por el Museo Nacional del Prado en
el Senado.
·
Periódicos: Diario de avisos de
Madrid, El Espectador, Semanario pintoresco español, El Heraldo, El Laberinto
(Noviembre-diciembre de 1843)
Excelente documento, literario y gráfico. A propósito, en el detalle que aportas, del boceto de la Jura de Isabel II, las figuras de las poetisas Carolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda son un tratado de la moda en el romanticismo.
ResponderEliminarSabía que no ibas a escapar al detalle de la vestimenta. Efectivamente, las figuras de las poetisas Carolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda son, como bien dices tú, "un taratado de la moda en el romanticismo"
ResponderEliminarHola. Llevo muchos, mucho años investigando a la Avellaneda por discrepar de José Antonio Portuondo en la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana, por sus palabras de la trágica neutralidad y ambivalencia de la Avellaneda. Y siempre encuentro algo nuevo.
ResponderEliminarAbdala, quisiera preguntarte si conoces mucho de Lorenzo Allo Bermúdez, amigo de Tul, alumno de Félix Varela, creo que anexionista etc. NO encuentro nada sobre él ni de él, sólo cuando habla de su visita a Félix Varela, ya moribundo.
Saludos
Miriam Rodríguez
gertrudis74@hotmail.com
Es imposible que Carolina Coronado estuviera presente. Su primer viaje a Madrid está perfectamente documentado y fue en septiembre de 1848
ResponderEliminar¿Por qué no da usted la cara y hablamos sobre el tema?
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