octubre 28, 2011

POESÍAS DE AMOR (III)

A principios de octubre -casi cuando se "auto parió" este blog- quise comprobar cómo se me clasificaba por los mortales de estos agitados y convulsos tiempos, porque en mí época ya se sabe… Para ello hube de ocuparme en realizar una encuesta con el objetivo de que los lectores y lectoras del blog dedicaran algo de su tiempo y juzgaran al respecto. Sólo quedan dos días para cerrar la investigación, y ante la inminente clausura, exhorto a todas aquellas almas que aun no han votado, visiten la encuesta y dictaminen si soy cubana, española o ambas cosas ¡Yo soy algo más que eso, mucho más!
El resultado de la encuesta me será de gran utilidad pues lo pienso cuestionar relacionándolo con cierto artículo –otro más sobre mi cuestionada vida y obra- que se publicó recientemente y al que responderé con mi acostumbrada vehemencia en la próxima entrega.

Con la encuesta, concluye muy en breve el primer mes de nuestra existencia (inauguramos inmediatamente después que el otoño se presentó), y en los escasos días que median desde nuestra feliz apertura, entre otras muchas cosas, a una actriz iraní le condenaron a un año de cárcel y a noventa latigazos por protagonizar una película que versa sobre las dificultades que la república islamista pone a los artistas para desarrollar su trabajo… (¡Y yo que me quejaba en pleno siglo XIX!) Pero también y no muy lejos de allí, dos mujeres en Liberia y una mujer en Yemen, fueron congratuladas con el prestigioso premio Nobel de la Paz por sus luchas no violentas, por la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz... Yo prefiero quedarme con lo último -sin dejar de solidarizarme con la actriz, faltaría más-  porque además de ser gentil, hermoso y muy alentador, provoca que el amor, la paz y la alegría reinen permanentemente…

Y... continuando con nuestras semanales entregas poéticas, os dejo con una nueva propuesta de mi extensa colección, y que en el caso que nos ocupa, dediqué en su momento A ÉL…

¡Disfrutad!

pd.- ¿Alguien se atreve a descifrar quién fue él?



 

octubre 23, 2011

POESÍAS DE AMOR (II)

MI MAL, soneto

La semana pasada iniciamos el primer ciclo poético de Gertrudis Gómez de Avellaneda, dedicado especialmente a la poesía de tema amoroso escrita por la autora. Mi MAL, la composición que se ofrece hoy, tomada directamente de la 2ª edición de 1850 y que como puede verse respeta la ortografía original, es la última que aparecía en la colección impresa de 1841 con prólogo de Juan Nicasio Gallego, y que presentaremos al término del ciclo actual.
Como se puede comprobar, el soneto está dedicado A.......  y siete puntos suspensivos. Hoy podemos asegurar que ese A era Ignacio de Cepeda y Alcalde, el gran amor de su segunda juventud y del cual tenemos conocimiento gracias al espistolario que vio la luz en 1907 editado por Lorenzo Cruz de Fuentes.
La Divina Tula sugiere, más bien exhorta, a sus entusiastas lector@s y en la medida de lo posible, dejar impresión escrita en el cuadro de comentarios que aparece al final del poema. La Divina Tula está pidiendo, desesperadamente, un análisis crítico contemporáneo y serio por parte de una nueva generación (siglo XXI) de sus composiciones líricas...

octubre 18, 2011

PONIENDO LOS SUEÑOS DE PENITENCIA

Sinergias “tulísticas
¡Confluencia total a través del tiempo y muy variados espacios!


El artículo que reproduzco al final de mi firma, alguien me lo ha hecho llegar -como el que no quiere las cosas- al baúl de las causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales que dispongo en mi lugar preferido de los Campos Elíseos y que por motivos de seguridad nacional no pienso revelar…
Primero fue un mail que obligó a una contestación y que a su vez generó una réplica. En el cuerpo del primer mail se podía leer: “Mira lo que acabo de hallar y adjunto: la Tula que nos persigue. Un beso, Maricusita en tierras volcánicas”.  A continuación un adjunto (el artículo en sí mismo), cuya lectura generó la siguiente respuesta:
Las sinergias "pre-establecidas" entre nuestros mundos, están "inter-conectadas" por una especie de cordón umbilical mágico interestelar..., me explico:
Año 2003, la locación -no podía ser otra- Ronería de Santa Cruz, ¡Qué espléndido antro!, con Eva Luna, Martirio, Puchi Fajardo y hasta con Pepe Carpintero de alguna manera como protagonistas, algunos de cuerpo presente, otros de alma... De fondo, además de tu presencia y homenaje, las canciones interpretadas por la voz del sentimiento ibérico musicalizando el arrollador poema de nuestra Tula. Y por si fuera poco, referencias a www.quevolainter.com aquel intento de revista o gaceta "indo-lucambuya-cultural" que en algún momento soñamos...cada uno con sus gustos, tendencias y temperamentos varios. Tres tristes tigres....
Maricusita, me has hecho recordar muchas cosas.
Éramos tan jóvenes...

Y no sé por qué, pero me sentí lo bastante identificada con todo aquello, me puse manos a la obra y le escribí a Maricusita, la autora que había iniciado la correspondencia electrónica dada y causante del resto de mails que iban y venían (fulano escribe, mengano responde y esperancejo dispone...¡Qué enredo!) Total, que Le pedí permiso a la autora del discurso inaugural para publicarle en este blog, en mí blog. Y gracias a su generosidad, grande, enorme, inserto de seguido y dejo a vuestra entera consideración y para contentamiento estético.

Gertrudis for ever
 

A Puchi in memoriam en nombre de ambos

Sta. Cruz de Tenerife, Ronería Internacional Guanabacoa, a 15 de marzo de 2003.

Mi querida Puchilanga:

Tal vez porque “la geografía sí que existe” (y ya empiezo a citarte),  o por esta, nuestra manía incorregible de habitar distancias, siento que el lenguaje epistolar es el más adecuado para hablarte(hablarles) esta noche de tu “novelín”, Poniendo los sueños de penitencia; epístola o carta también adecuada para hablarle a la madre de Luna (esa mujer loca, encabronada e ilusa, dulce y frenética); y a Luna y a las hermanas de la madre de Luna; y a todos  los que intentamos vivir a tope y gozar del recuerdo: la mitad más uno de los que se reúnen en esta sala y en este momento.
Sé que ahora mismo temes que me convierta en Doña Gertrudis (Gómez de Avellaneda, claro) y que me traslade al siglo XIX y a la envidiable Sevilla y que comience a declamar  tu favorito, “Amor y Orgullo”. Más no te inquietes, que aunque lo nuestro es “ser cursis por naturaleza”, intentaré serenarme y evitar el protagónico numerito. Tengamos esta presentación sin más excesos ni “furibundeces” que las de tu propia novela.

Poniendo los sueños...se me antoja paisaje: un paisaje sentimental y también, un  paisaje-recordatorio y certeza de que “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.[1] Y para que la tristeza no sea la muerte del amor y de esas  pequeñas cosas -“que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo”- es que “hace ya meses que mis hermanas y yo (y tú), nos inventamos cuentos, con novios que se llaman Carlos Alfredo, el Conde Alejandro Daniel, [...] o Álvaro Hernando Domeq. Así cada una puede hacerse su historia...y matamos el tiempo en que no hay un puñetero trabajo en este país para gentes que nos creíamos [...] excelentísimas científicas, artistas maravillosas y profesoras sin igual. Del carajo!”
Tú, cual caribeñizada Rosa Montero, “has observado que la realidad tiende a manifestarse así, insensata, inconcebible y paradójica, de manera que a menudo, de lo grosero nace lo sublime; del horror, la belleza y de lo trascendental, la idiotez más completa.”[2]

Que delicia de invención esta Luna que busca para su madre “un espacio sin pérdidas, separaciones ni distancias”...persiguiendo canciones -y más que canciones- letras para cantarlas,  gritarlas o desmigajarlas.


Como esa de Jaume Sisa que usas en tu Luna (2):


Por amor a la fruta prohibida

Vivir sin otro rumbo ni certeza

Y morir de un ataque de belleza
Al llegar a una edad indefinida.

Resistir así a la verdadera borrachera: la del olvido.

De tu amor y sublimación culinarias, me encantan tus recetas; pero más aún, esa idea de que no importan tanto los ingredientes (bien lo aprendiste de la Villapol) como el resultado final..., como el sabor. Y dice la madre de Luna: “no fue amor a primera vista, sino amor a primer olor, amor a primer sabor”-¿no puede ser el sabor la verdadera patria?,- y también con Amaury, que “la distancia propicia un olor que ni el tiempo deshace”.
Este decir tuyo, ¡oh!, lord Byron con faldas,” ¡amado mío, ven a participar de las viandas que mis manos te han preparado [...] mira cómo he recogido las frutas que me han parecido más exquisitas; y cuando he estado indecisa en la elección, las más hermosas me han parecido las mejores: tres veces he recorrido la colina para encontrar el manantial más fresco...mira como salta [tu refresco] en esta taza de alabastro.”[3] Contradictoria tú como siempre, contradictoria como el amor que mueve la tierra y que viene y que va sin saber... afirmando en otro fragmento -al estilo de nuestro Félix. B. Cagnet-: “y mi madre miró al señor que tenía a su lado; lo miró una sola vez y nunca más volvió a ser la misma”. Ojo por ojo, y sabor y olor.
Alicia nuestra: puede que seas como dices, “la parte trasera de un espejo interminable [un espejo] que vivió ciertas redadas, una especie de azogue ya vencido que sólo se estimula con lo que aborrece: la mediocridad, la idiotez, el desafío”, pero también, eres alguien que sabe -como lo supo en sus días el autor de cierto Libro de reclamaciones y demandas- alguien que sabe “del amor y del honor/ y de otros vicios sin pena”[4]. Y del valor –que divino eres Oscar Wilde- del valor y la fuerza que hay que tener para ceder a la tentación y a la ilusión (aunque la palabra, según Carilda, suene mentecata) y ...¡amén!
Que “el eje del mundo sea una canción y no una ley”, eso me gusta de tu “novelín-relato”: un universo poblado de figuras femeninas fluctuantes, y en cambio, inequívocamente concretas. Así que aquí celebro, esta apasionada indagación sobre nuestra memoria, una ciudad, la magia de un amor -el de EL y el de los maridos de las otras, por supuesto- el embrujo de la cocina, la suerte de un tener un millón de amigos y otros brochazos.

Eres como la Peri Rossi:

No podía(s) dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas cosas que habíamos conocido.[5]

A fin de cuentas, te he escrito esta carta inspirada en tu propia atmósfera de lejanías. Y en la de la madre de Luna. Y también por la influencia de un yo (el tuyo, el mío y el de EL con mayúsculas -el mismo que “logró convertirla en un volcán de miel, en el sonido acre de la tierra (¡¡¡que horror!!!) y que le hizo sacar todas las fuerzas escondidas de su espiritualidad”-. Un yo como el tuyo, tendencioso y absorbente, y la obsesión por unos ojos verdísimos (que rico suena esto dicho a los cuarentaytantosaños) y por ese ardor repentino y “trastornante”.
Juro que me encanta el modo esperpéntico con el que manejas los ingredientes típicos de la novela del corazón, también ese humor enloquecido y el modo en que transformas tu sentimental adicción. “Hay quienes padecen la más cruel belleza” y de ahí mismo extraen su fuerza de supervivencia...”amor, mi principal y diestro amigo/ de belleza hospedada en la palmera”.[6]
Con delicadeza fina, merecimiento y respeto -José Martí, quién otro iba a ser...¡por supuesto! -, con delicadeza fina, merecimiento y respeto repito, alzo ahora mi cáliz por la autora y pido un brindis por ella.
¡Descorchad botellas, llenad vuestras copas y bebédle hasta las burbujas al ron!... “porque a fin de cuentas, de algo hay que vivir, y el miocardio tiene derecho a inflamarse, al calor de una vida bella. Insoportablemente, bella, bella”. [7]

Por mi hermana, la única, la verdadera,

Tu Maco del alma.

PD: Que distinta Venecia si me faltas tú....¡ música maestro!




[1]“Las simples cosas”, cantado por Martirio en Flor de piel (Cantes de la otra orilla).

[2] Rosa Montero. La hija del Caníbal. 1997.

[3] Lord Byron, El corsario.
 
[4] José Fernández Carpintero, “      , en Libro de reclamaciones, poemario inédito.

[5] Cristina Peri Rossi. “Reminiscencias”, en Poemas de amor y desamor.

[6] Alberto Riera. “Amor, mi principal y diestro amigo”,  en Poesía cubana de amor (siglo XX), Letras Cubanas, 1999.

[7] Yo misma en “De infarto estético!, revista digital Quévoláinter, número 0, edición especial, 13 de mayo de 2001.


octubre 16, 2011

POESÍAS DE AMOR

A partir de ésta semana y hasta finales del año en curso, insertaremos poesías de tema amoroso escritas por Gertrudis Gómez de Avellaneda... Hoy ofrecemos una de las más hermosas y atrevidas escritas por una mujer en la historia de la literatura universal.

AMOR Y ORGULLO
                        Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Un tiempo hollaba por alfombras rosas;
Y nobles vates, de mentidas diosas
Prodigábanme nombres;
Mas yo, altanera, con orgullo vano,
Cual águila real a vil gusano,
Contemplaba a los hombres.


Mi pensamiento -en temerario vuelo-
Ardiente osaba demandar al cielo
Objeto a mis amores,
Y si a la tierra con desdén volvía
Triste mirada, mi soberbia impía
Marchitaba sus flores.


Tal vez por un momento caprichosa
Entre ellas revolé, cual mariposa,
Sin fijarme en ninguna;
Pues de místico bien siempre anhelante,
Clamaba en vano, como tierno infante
Quiere abrazar la luna.


Hoy, despeñada de la excelsa cumbre
Do osé mirar del sol la ardiente lumbre
Que fascinó mis ojos,
Cual hoja seca al raudo torbellino,
Cedo al poder del áspero destino…
¡Me entrego a sus antojos!


Cobarde corazón, que el nudo estrecho
Gimiendo sufres, dime: ¿qué se ha hecho
Tu presunción altiva?
¿Qué mágico poder, en tal bajeza
Trocando ya tu indómita fiereza,
De libertad te priva?


¡Mísero esclavo de tirano dueño,
Tu gloria fue cual mentiroso sueño,
Que con las sombras huye!
Di, ¿qué se hicieron ilusiones tantas
De necia vanidad, débiles plantas
Que el aquilón destruye?


En hora infausta a mi feliz reposo,
¿No dijiste, soberbio y orgulloso:
-¿Quién domará mi brío?
¡Con mi solo poder haré, si quiero,
mudar de rumbo al céfiro ligero
y arder al mármol frío!


¡Funesta ceguedad! ¡Delirio insano!
Te gritó la razón… Mas ¡cuán en vano
Te advirtió tu locura!…
¡Tú mismo te forjaste la cadena,
Que a servidumbre eterna te condena,
Y a duelo y amargura!


Los lazos caprichosos que otros días
-Por pasatiempo- a tu placer tejías,
Fueron de seda y oro;
Los que ahora rinden tu valor primero,
Son eslabones de pesado acero,
Templados con tu lloro.


¿Qué esperaste, ¡ay de ti!, de un pecho helado
de inmenso orgullo y presunción hinchado,
de víboras nutrido?
Tú -que anhelabas tan sublime objeto-
¿Cómo al capricho de un mortal sujeto
Te arrastras abatido?


¿Con qué velo tu amor cubrió mis ojos,
Que por flores tomé duros abrojos,
Y por oro la arcilla?…
¡Del torpe engaño mis rivales ríen,
Y mis amantes ¡ay! tal vez se engríen
Del yugo que me humilla!


¿Y tú lo sufres, corazón cobarde?
¿Y de tu servidumbre haciendo alarde
Quieres ver en mi frente
El sello del amor que te devora?…
¡Ah! Velo, pues, y búrlese en buen hora
De mi baldón la gente.


¡Salga del pecho -requemando el labio-
El caro nombre de mi orgullo agravio,
De mi dolor sustento!…
¿Escrito no le ves en las estrellas
Y en la luna apacible que con ellas
Alumbra el firmamento?


¿No le oyes, de las auras al murmullo?
¿No le pronuncia -en gemidor arrullo-
La tórtola amorosa?
¿No resuena en los árboles, que el viento
Halaga con pausado movimiento
En esa selva hojosa?


De aquella fuente entre las claras linfas,
¿No le articulan invisibles ninfas
Con eco lisonjero?…
¿Por qué callar el nombre que te inflama,
Si aún el silencio tiene voz, que aclama
Ese nombre que quiero?…


Nombre que un alma lleva por despojo;
Nombre que excita con placer enojo,
Y con ira ternura;
Nombre más dulce que el primer cariño
De joven madre al inocente niño,
Copia de su hermosura;


Y más amargo que el adiós postrero
Que al suelo damos, donde el sol primero
Alumbró nuestra vida,
Nombre que halaga y halagando mata;
Nombre que hiere -como sierpe ingrata-
Al pecho que le anida.


¡No, no lo envíes, corazón, al labio!
¡Guarda tu mengua con silencio sabio!
¡Guarda, guarda tu mengua!
¡Callad también vosotras, auras, fuente,
Trémulas hojas, tórtola doliente,
Como calla mi lengua!

octubre 11, 2011

La Phoebis Avellaneda


Quien quiera ver a esta bella mariposa en su medio natural, revoleteando majestuosa y nutriéndose del néctar de las flores, debe llegarse hasta la zona más al este de Cuba, donde abunda. La que vemos en la foto de arriba fue descubierta y capturada a mediados del siglo XIX por el naturalista alemán Johannes Christoph Gundlach Redberg, y descrita por su coterráneo el médico y entomólogo Gottlieb August Wilhelm Herrich-Schäffer.
a
Su nombre científico es Phoebis Avellaneda, y se lo debe a Gertrudis Gómez de Avellaneda, La divina Tula. El también naturalista Ramón de La Sagra, presentó la escritora a Gundlach durante un baile y una recepción en el Palacio de los Capitanes Generales de La Habana en 1860, y a partir de entonces nació entre ambos una bella y sincera amistad. El científico decidió inmortalizarla de una manera peculiar: bautizó a la bella mariposa, joya de la fauna cubana, con el apellido de su predilecta amiga. Los colores preferidos en el vestir de Tula y el revoletear inquieto de los pasos durante el baile, le recordaban a la mariposa.



octubre 08, 2011

Premio Nobel a tres grandes mujeres

"El premio es para las mujeres en general, pero particularmente para las mujeres africanas" Dijo Leymah Gbowee, una de las premiadas.
a

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La atribución del premio Nobel de la paz a tres mujeres “refleja los esfuerzos de las mujeres por la paz”. El premio fue otorgado a la primera presidenta de un país africano, la liberiana Ellen Johnson Sirleaf, a su compatriota, la “guerrera de la paz” Leymah Gbowee y a una figura emblemática de la primavera árabe en Yemen, Tawakkul Karman. Tawakkul Karman, primera mujer árabe en recibir el prestigioso Premio Nobel.
Hasta el presente, en 111 años, sólo 12 mujeres habían recibido el Nobel de la Paz, entre ellas la guatemalteca Rigoberta Menchú, galardonada en 1992. Las felicitaciones han llegado de todas partes del mundo, y  La Divina Tula no se iba quedar atrás, sumándose a las congratulaciones por tan significativo acontecimiento universal.

octubre 07, 2011

La llave de la vida


Hace unos días recibí vía facebook la foto que hoy quiero compartir con tod@s, y que fue la inspiración del artículo anterior que tantas y tantos han querido compartir. La bella imagen ha sido vista en La llave de la vida por miles de personas. Ojalá y otras tantas tengan la oportunidad de  verle a través de este blog y de otros que pudieran reproducirle. Realmente vale la pena porque no hay gesto más hermoso que ver a una madre alimentar la vida...


octubre 04, 2011

La leche que alimenta la vida

A propósito de la semana de la lactancia en España.

A Brenilde, in memoriam.

He tenido conocimiento, a través de una muy interesante personalidad, que las mujeres se reúnen y discuten sobre los temas que se nos impidió tratar en mí época, y que a mí me parecían entonces como lo más natural del mundo.
a
Hablar de lactancia en aquellos tiempos era motivo de vergüenza, dar el pecho a tu bebé, o sea, alimentarle que es lo mismo, representaba un acto antisocial. La mujer debía esconderse para contribuir a la continuidad de la vida y en algunos casos, evitarla porque no era digno ante los demás. Yo fui víctima de esa feroz animadversión, principalmente masculina, por la maternidad y lactancia del bello sexo.
a
Me etiquetaron de salvaje, de loca, de  antinatural, y hasta de atea… fui considerada la vergüenza de mi entorno, y me privaron del disfrute de la maternidad y también de la lactancia. Me obligaron a consentir el absurdo capricho de los demás, y sufrí las desgarradoras consecuencias como mujer y principalmente como madre.
a
Veintisiete años tenía y, por amor, repito, ¡por amor!, quedé embarazada de mí adorada Brenilde… La sociedad de entonces, a través de mi familia, me obligó  ocultar bajo dolorosas herrumbres, lo que cualquier madre a día de hoy mostraría con inmenso orgullo: su embarazo. Nueve meses después de bajar la cabeza, y cuando la primavera hacía florecer los campos, llegó mi hija. Ocurrió mediante un traumático parto que prefiero olvidar, muy a pesar de las flores… Brenilde nació con una terrible enfermedad degenerativa a causa de los primitivos fórceps de entonces, y quién sabe si por los hierros que se encargaron de disfrazar mi embarazo. Siete meses después, en noviembre, su cuerpecito no pudo más y se fue definitivamente…. Acepté su partida, muy a pesar mío, pero nunca, ¡nunca! me he podido perdonar a mí misma, el no haberle proporcionado la leche que alimenta la vida.

Gertrudis Gómez de Avellaneda.
 
Nota: Brenilde Mª García Gómez de Avellaneda, nació en abril de 1845, y se fue en noviembre de ese mismo año. Era hija del poeta Gabriel García Tassara, que presionado por los códigos sociales de entonces nunca le reconoció como tal, y de la gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga. Años después Tassara se arrepentía de lo sucedido ante los pies de la propia Tula.

octubre 01, 2011

Un artículo, dos epístolas y tres siglos...

 
Paseo de los Cantones, La Coruña 1836               Le Chanp Élisée, El Cielo, Siglo II a.c.
a
Preámbulo necesario para comprender un fallido artículo del  siglo XX, un sonado enfado del siglo XXI y dos epístolas del siglo XIX (aunque en realidad sólo una de ellas es del XIX, porque la otra, junto con el enfado, que es consecuencia de ello, pertenece al siglo XXI)

Tsunami en aguas mansas
En 1998 un rutinario articulista coruñés publicó en una revista de ámbito local de la ciudad herculina, un artículo hipercrítico sobre la estancia de Tula en dicha villa entre los años 1836 y 1838, bajo el sugerente título de La niña Gertrudis en La Coruña, tomando como base para su escrito, un valiosísimo texto autobiográfico de la autora publicado  ochenta y cuatro años antes y ciento veinticinco años después de haber fallecido.
a
En 1889, Doña Emilia Pardo Bazán, escribe dos cartas a Gertrudis Gómez de Avellaneda que había fallecido dieciséis años antes, tratando en ellas el tema de la admisión de  mujeres -en realidad, la no admisión- a la Real Academia de la Lengua...  Estas cartas fueron remitidas, simbólicamente, a Los Campos Elíseos. Pero en aquella época, Tula estaba demasiado dolorida a causa de su reciente muerte física y otras turbaciones del alma, y no rondaba por los etéreos Edenes… Doña Emilia no recibió entonces, respuesta alguna a sus históricas misivas.
a
En 2010, cuando Gertrudis, encantada de ese otro estado, ya recorría los Elíseos y socializaba con poetas, filósofos y biólogos genetistas por los citados jardines paradisiacos, alguien tuvo a bien de poner en sus manos un ejemplar de aquella revista coruñesa... Era la primera vez en la historia que se  escribía sobre sus andares por aquellos melancólicos terruños, y como es de imaginar, se puso manos a la obra. Se leyó de un soplo el citado artículo ¡y montó en cólera!
a
Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga, viuda de Sabater y de Verdugo dejó de existir físicamente el 1 de febrero de 1873, y desde entonces no  había vuelto a tomar su amada pluma nuevamente porque no le fue necesario. Era septiembre, ya casi al final del verano de 2010, cuando sacó, con distinguido arranque su escribanía de plata y su preciada plumilla, regalo de su difunto padre. Pero un curioso paseante, ingeniero electrónico él, le proporcionó una extraña caja metálica y rectangular que se abría en dos, casi por arte de magia, y que se usaba para escribir y enviar mensajes en los tiempos que corrían. No sin profunda pena, Tula  dejó a un lado sus antiguos instrumentos de toda una vida y muerte  ¡Y en medio de aquellos jardines, ante el asombro de todos, se dispuso a escribir un e-mail a Dª Emilia Pardo Bazán!
a
El 15 de septiembre de 2010 a las 19:30, segundos después de concluir Tula su carta, se recibía la misma en el Museo Casa Natal de la gran escritora coruñesa, por vía electrónica. Ese mismo día en la histórica Biblioteca del Real Consulado de la ciudad de La Coruña y en presencia de autorizadas personalidades y consagrados catedráticos, se impartió una conferencia cuyo tema central fue la carta respuesta que supuestamente escribió Tula a la Señora Bazán… La carta en sí, constituye una nueva visión histórica de su biografía ya que se incluyen datos inéditos nunca antes mencionados.
a
Nota: Si desea leer la carta respuesta de Tula, solicítela por correo electrónico a: ladivinatula@gmail.com y se la enviaremos inmediatamente


Lorenzo Abdala, Manuel / Domínguez Tolón, Hortensia. “Sobre mi cuestionada autobiografía”. Carta Inédita,  La Coruña-Copenhague, 2010
Pardo Bazán, Emilia. “La Cuestión Académica”. La España Moderna, Madrid, 5 de mayo de 1889
Membiela, Lucindo-Javier. “La niña Gertrudis en La Coruña”. La Coruña, Historia y Turismo, nº 7, A Coruña, 1998