diciembre 06, 2013

PRELUDIO PARA UN ILUMINADO BICENTENARIO (XV)

Entrada principal del Hospital Saint-Antoine de París a finales del siglo XIX

Operación, convalecencia y muerte de Don Pedro Sabater.

A mediados de junio de 1846 la comitiva formada por doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, su esposo D. Pedro Sabater, el poeta y sacerdote D. Juan Nicasio Gallego y el hermano de la poetisa, D. Manuel Gómez de Avellaneda, llegaron a la capital francesa. Todos se hospedaron en una famosa casa de posadas en el quinto principal del número 1 en la espléndida calle Feydeau, muy cerca del Palais Brongniart. Al día siguiente recibieron la visita de la condesa de Merlín que les puso inmediatamente en contacto con el Doctor Armand Trousseau(1) uno de los más famosos médicos franceses de la época y entonces, el mejor laringólogo del mundo. Manuel, mientras duraron las pruebas iniciales que le practicaron a su cuñado, se retiró por unos días con la condesa de Merlín a su residencia en las afueras de Paris.
 
Después de varias comprobaciones médicas, el Doctor Trousseau determinó extirpar, con carácter urgente, la laringe afectada a D. Pedro Sabater e informó de la gravedad extrema de la dolencia, advirtiendo que muy poco se podría hacer para salvar la vida del enfermo. La Avellaneda, atendiendo las órdenes de su marido, que fue muy consciente de todo, mandó regresar a su hermano que aun disfrutaba unos días de placer en la residencia de su amiga, la condesa de Merlín y lo envió al Consulado español en la capital del Sena. Su marido, D. Pedro Sabater deseaba otorgar testamento inmediatamente.
 
En el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid se conserva el testamento(2) dictado por el propio Sabater el 27 de junio de 1846. Ese día, según cuenta el Vicecónsul en el citado documento, se presentó en el consulado, D. Manuel Gómez de Avellaneda.
 
   (…) y me requirió en nombre de su hermano político el Excmo. Sr. Don Pedro Sabater rogándome pasase a su alojamiento (…), y diciéndome de parte del mismo Sr. que deseaba otorgar su testamento, y el infrascripto vicecónsul de S. M. en esta residencia, acompañado de los testigos que se espresarán fuimos inmediatamente a la referida casa y entrando en la alcoba de la propia habitación hallé enfermo en ella y en cama, de gravedad, pero en todo su sano juicio y entendimiento, al espresado Sr. Don Pedro Sabater, quien me dijo ser su voluntad otorgar su testamento (…)
 
En el testamento, tras manifestar su edad, 31 años, ser natural de Valencia e hijo legítimo de Antonio Sabater, difunto, y Dª Francisca Noverges, y hacer profesión de fe, D. Pedro Sabater declaró que el diez de mayo del mismo año había contraído matrimonio con Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda:
 
   (…) a cuya señora en justo reconocimiento del cariño que me ha profesado y profesa es mi absoluta voluntad legar, y lego en toda propiedad toda la parte de mis bienes habidos y por haber que me permitan nuestras leyes bigentes para que los disfrute con la bendición de Dios y la mía (…)
 
Igualmente Don Pedro Sabater nombró albacea única de sus bienes, a la Avellaneda, y la señaló para que se hiciera cargo de su funeral el cual debería realizarse, en el lugar que se produjese, sin lujo alguno. En el citado testamento, firmaron como testigos, Don Juan Nicasio Gallego, Senador del Reino, D. Juan Suárez y D. Francisco J. Murías, estos últimos residentes en París.
 
La operación de la traqueotomía que le practicó el doctor Trousseau, se realizó en el hospital de Saint-Antoine de la capital francesa en los primeros días del mes de julio. Durante más de una semana, posterior a la intervención quirúrgica, se temió por la vida del enfermo, tal era su gravedad. Varios periódicos, como La Esperanza, El Católico y El Heraldo, informaron continuamente sobre la evolución del todavía Jefe político de Madrid. Pero el 20 de julio hubo una pequeña mejoría y el doctor Trousseau permitió entonces el traslado del enfermo para que el inevitable deceso tuviera lugar en territorio español en caso de producirse antes del tiempo señalado. Pero su cuerpo no soportó el largo traslado y nada más llegar a Burdeos, siendo el día 1 de agosto de 1846, y a los pocos minutos de instalarse en el hotel D’Angoulême de la capital del Garona, la muerte le sobrevino en brazos de su esposa, Dª Gertrudis Gómez de Avellaneda, la que no se separó un solo instante de su lado.
 
Continuará…
 
Manuel Lorenzo Abdala
Citas:
 
(1)   El nombre de Armand Trousseau evoca a día de hoy un famoso hospital parisino, donde trabajó desde 1837 (L’hopital Saint-Antoine de Paris). Armand Trousseau, fue uno de los más famosos médicos franceses del siglo XIX. El más importante laringólogo en aquella época y uno de los primeros médicos del mundo en practicar la traqueotomía.
 
(2)   Madrid. Archivo Histórico de Protocolos. T. 25567 ff. 238-240
 
 
 
Bibliografía:
 


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